Autora de las novelas El animal sobre la piedra (Almadía, 2008) y El beso de la liebre (Alfaguara, 2012), así como de diversos ensayos como Clarice Lispector (Nostra Ediciones, 2009) y y cuentos incluidos en antologías y revistas mexicanas y extranjeras, Daniela Tarazona posee una libertad narrativa que la ubica en la zona de “inclasificable” si hablamos de etiquetas canónicas. Pero desde el punto de vista de la literatura no mimética bien puede considerarse en el amplio espectro de la ficción especulativa o la literatura de lo extraño. Su obra ha sido estudiada desde la perspectiva de lo inusual e inquietante, como podemos ver en el artículo “Daniela Tarazona y la narrativa de lo inusual” de Claudia Cabrera Espinosa, quien a su vez refiere una investigación de Claudia Alemany al respecto: “Carmen Alemany, de la Universidad de Alicante, emplea el término de “narrativa de lo inusual” para referirse a textos que reflejan una realidad cotidiana accidentada y abrupta en la que los personajes no encuentran su lugar en el mundo. Se trata de un ‘discurso híbrido y permeable […] que oscila entre las fronteras de lo fantástico y lo real difuminándose sus límites”. 1

En diversas entrevistas2 y charlas3, Daniela Tarazona ha mencionado que le cuesta determinar si lo que escribe pertenece específicamente a lo fantástico o a la ciencia ficción, aunque sea evidente su conocimiento en torno a ambos géneros y los episodios que lee o describe de sus obras apunten a ello. Sin embargo, muchas veces esa definición va implícita en la escritura misma, pues cuando una autora o autor decide dedicarse a la literatura no mimética es suficiente con tener una clara conciencia en torno a que el terror, el horror, el gótico, lo fantástico, lo maravilloso, lo extraño y la ciencia ficción pueden diferenciarse porque cuentan con ciertos mecanismos para que las historias cumplan con su finalidad, y dependiendo de lo que se desea lograr, como narrador, en quien lee, se recurre de mejor manera a los engranes de esos mecanismos. Comprender el funcionamiento de estas reglas sirve para saber usarlas al momento de escribir y descubrirlas al estudiar una obra con ese objetivo; pero sobre todo es útil para jugar y experimentar con ellas, ya que a partir de esta experimentación constante es que los géneros se diversifican y evolucionan hacia una figura híbrida que otorga nuevas posibilidades interpretativas para los lectores, los críticos y los teóricos; siempre y cuando estos últimos adopten la consigna de mantener una mente abierta y receptiva hacia los cambios y el libre uso de las herramientas creativas y los impulsos intuitivos de quienes se dedican a la escritura.

En el caso de Daniela Tarazona, y en específico de su novela El beso de la liebre, sin duda podemos hablar de un constante uso de la experimentación para crear una cadena de diversos acontecimientos que van develando características ajenas a la naturaleza humana dentro de Hipólita Thompson, protagonista de esta historia, cuyo origen procede de la mezcla entre lo terrenal y lo divino, y que entonces, tal como sucedió con Jesús, tiene predestinada una serie de transmutaciones para cumplir con los designios de su Padre, un Dios que no se identifica como portavoz de alguna religión particular, pero a quien, por sus características predominantes, podemos asociar al catolicismo, dada la aparición de elementos como:

  • Una heroína que deberá ayudar a la humanidad haciendo uso de facultades sobrenaturales (p. 38).
  • Un emisario que, a manera de ángel o Espíritu Santo, será el contacto entre Dios e Hipólita (p. 39).
  • Un origen indeterminado, pero anunciado (p. 15).
  • La constante transfiguración en el cuerpo de Hipólita (pp. 45-46).
  • La alusión a la serpiente como símbolo del mal (p. 67). 
  • El disgusto de Dios ante rasgos de Hipólita como vanidad, soberbia y atención en sí misma (p. 57).
  • La resurrección implícita en el mayor don divino: la inmortalidad (p. 99).

El lector pensará que con este listado de fragmentos estoy adelantando y revelando misterios sustanciales de la historia; sin embargo, la estructura de El beso de la liebre funciona de manera distinta a lo que esperaríamos de una novela convencional, en el sentido de que apela a una narración no lineal, a un constante juego de saltos temporales y narrativos, como en las historietas, y al uso de puntos ciegos, es decir, espacios que deja en blanco en lugar de hacer descripciones que liguen un episodio con otro, de tal forma que la historia fluya confiando en que quien lee ponga atención para saber identificar los sucesos ausentes, pero implícitos en ella, como su autora lo ha mencionado en una charla sobre la narrativa de lo extraño4. Daniela Tarazona construye la tensión y el suspenso en su escritura partiendo de que Hipólita Thompson ha sido concebida por Dios con el propósito de acudir al mundo de los humanos para cumplir con determinadas tareas y por ello irá recibiendo atributos que modificarán su naturaleza orgánica para cumplir sus objetivos. Esa premisa es el detonante con el que inicia la novela, y va avanzando con desplazamientos y saltos en los que nuestro trabajo al leer será ir reconstruyendo los puentes entre sucesos y episodios no contados aunque implícitos a lo largo de las aventuras de Hipólita.

Si hubiera que determinar a qué rama de nuestro árbol genealógico pertenece El beso de la liebre, yo diría que tiene atributos de tan diversos géneros, que habría que ubicarla en una zona híbrida y liminal donde conviven lo maravilloso, la novela de caballerías, lo mítico, lo distópico, lo ominoso y lo inquietante en una estructura narrativa que abreva del cine mediante el uso del flashback, flashforward y paneos de personajes y escenarios, y del pulp. En este caso, el mecanismo de lo fantástico no entra en juego porque la historia no busca un quiebre de realidad a partir de la inserción de alguna entidad sobrenatural, ya que desde el principio se plantea un mundo donde cada personaje tiene un rol específico predestinado por Dios o por una legalidad en la que todo es posible: la madre sabe que fue elegida para incubar a Hipólita y deberá desprenderse de ella por mandato divino; el padre acepta, sin cuestionarse, el hecho de hacerse cargo de la niña cuando la encuentra en la puerta de su casa; desde la infancia, Hipólita es consciente de que su percepción en torno a lo que le rodea es distinta y especial, pues a partir de la primera vez que su cuerpo es intervenido por Dios mediante el emisario, ella se dispone a escuchar y ser guiada por sus nuevos instintos conectados de manera permanente con él. Al llegar al sitio asignado por Dios para que empiecen sus labores como heroína, la gente está enterada de sus dotes sobrenaturales y es aceptada en la comunidad de igual forma que cualquier personaje del folclore de las leyendas antiguas o urbanas, reforzado más adelante por la compañía de su caballo Leónidas, quien también es dotado de poderes para luchar en la guerra. Podríamos decir que la existencia de Hipólita Thompson es asimilada por la población como una figura simbólica para depositar en ella la esperanza perdida en Dios a causa de las guerras y la Gran Peste por las que ha atravesado el mundo.

Si bien la novela fue escrita en 2012, llama la atención que inicia y se desarrolla en un escenario distópico que justo en estos momentos podríamos sentir bastante real y cercano a nuestra vida cotidiana. Por supuesto, la referencia inmediata sería la pandemia desatada desde el año pasado, y que sigue propagándose o reincidiendo en ciudades donde se suponía que ya estaba controlada: “Los ciudadanos llevaban tapabocas, no caminaban juntos y guardaban la distancia necesaria para evitar el contagio” (p. 61). No obstante, una de las dificultades que las personas deben sortear para sobrevivir en el mundo al que llega Hipólita es la carencia de leche materna como consecuencia del paso de guerras que, se entiende, han sido demasiadas y consecutivas: “La madre estaba seca, pues hacía tiempo que las mujeres de éste y otros pueblos no podían amamantar a sus hijos. Tuvieron que asistir a innumerables guerras y dejaron a las criaturas sin alimento. La evolución determinó que las nuevas generaciones sobrevivieran de la leche dada por otras especies” (pp. 13-14). Evidentemente, si algo ha determinado la historia de la humanidad desde sus orígenes hasta nuestros días, cada vez con más saña y de manera más intensa, ha sido la abundancia de guerras tanto internacionales como dentro de cada país; algunas difundidas en redes y medios masivos de comunicación, pero la gran mayoría ocultas, así como sus motivos verdaderos y las consecuencias en cada ciudad o pueblo donde se ejecutan; sin embargo sabemos que a su paso han dejado hambrunas, enfermedades, miles de muertes, devastaciones ecológicas, contaminación del aire, del agua y de los alimentos y mutaciones o deformaciones provocadas por armas de fuego, radioactivas o bacteriológicas, sumando a ello los daños emocionales y psicológicos en quienes sobreviven a ellas.

Además de la guerra y la peste como principales entidades que amenazan a la humanidad, Daniela Tarazona integra aspectos relacionados con las injusticias sociales y económicas que radican en los abusos y la manipulación del poder en los gobernantes y las empresas para mantener la riqueza en sus manos. Así, la novela se plantea en un espacio y un tiempo indeterminados (pero que bien podemos situar en cualquier país actualmente), con una atmósfera post-apocalíptica donde las estructuras que sostienen este mundo siguen en declive, siempre a punto de arruinarse más, y donde solo un milagro o una superheroína podrá salvar a la humanidad: Hipólita Thompson resulta una mezcla de ambos conceptos.      

Otro aspecto que me gustaría destacar de El beso de la liebre es la historia paralela de un personaje que recuerda (y a mi parecer homenajea) al doctor Víctor Frankenstein, de la novela de Mary Shelley. Se trata de Madame Noël, esposa y asistente del cirujano Vladimir Noël, de quien aprendió e incluso mejoró los métodos para cortar y suturar cuerpos. Cuando este muere, ella sufre un dolor tan grande que vuelca en la obsesión por conseguir la inmortalidad a través de diversos experimentos que inician con cirugías para remediar o sustituir rostros y partes de cuerpos dañados por la guerra, hasta lograr la creación de un Ser: “Noël tragó saliva. Frente a sus ojos estaba aquella cosa creada por sus manos. Un trozo de carne que la miraba desde alguna parte, un ser vivo único que respiraba mediante dos enormes orificios nasales separados por metros. La creación de Noël ocupaba todo el fondo del laboratorio y su carne tocaba el techo de lámina, apretujándose, incluso” (p. 207).

Madame Noël se encuentra por accidente con Hipólita y queda “anclada” a ella por un suceso que no mencionaré, pero que ata de alguna forma sus destinos, convirtiéndose en antagonistas dada la contraposición de sus objetivos: una pretende igualar las cualidades creadoras de Dios y la otra debe cumplir los designios divinos.

Como se puede ver, El beso de la liebre concentra elementos y características que configuran a diversos géneros de la ficción especulativa, pero que además son tratados sin la intención de seguir una fórmula determinada. Cabe mencionar, por último, que a pesar de lo extraordinario de las facultades con que Hipólita Thompson fue dotada, hay algo que la inquieta de sí misma en tanto individuo de carne y hueso con una capacidad de autocrítica en torno a sus actos y a la constitución de su cuerpo en función del mandato que debe cumplir. Al final, después de sus múltiples muertes –algunas terribles y sangrientas y otras muy absurdas–, su mayor debilidad radicará en un sentimiento, con lo cual Daniela Tarazona abre una pregunta que nos dejará pensando en las consecuencias ruinosas del amor, incluso para los seres creados con el gen de lo indestructible.

Referencias

  1. Claudia Cabrera Espinosa, “Daniela Tarazona y la narrativa de lo inusual en Latinoamérica”, Este País, recuperado de: https://estepais.com/impreso/daniela-tarazona-y-la-narrativa-de-lo-inusual-en-latinoamerica/
  2. “Daniela Tarazona: Quería indagar más allá de los límites para saber de qué manera  se constituía el mundo”, entrevista realizada por Alex Reyes en El Universal, recuperada de: https://sanluis.eluniversal.com.mx/entrevistas/12-04-2020/daniela-tarazona-queria-indagar-mas-alla-de-los-limites-para-saber-de-que
  3. Daniela Tarazona a propósito de El animal sobre la piedra, recientemente reeditada por Editorial Almadía: https://www.facebook.com/EventosGandhi/videos/550661469155909/UzpfSTYyMzQ5NzQwMjoxMDE1ODIxNDM5OTMzNzQwMw/
  4. “Narrativa de lo extraño. Charla entre Daniela Tarazona, Alberto Chimal y Bernardo Esquinca”, disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=KacLPH8jEZs