El sufrimiento del pueblo checheno ha sido enorme e ignorado por el mundo. Víctimas de limpiezas étnicas, expulsiones forzadas, limitación a sus libertades y condenados a vivir controlados por líderes prorrusos. El mismo Mikhail Gorbachev, en el prólogo que redactó para el libro de Valery Tishkov, Chechnya: Life in a War-Torn Society, nos recuerda el precio que ha pagado la nación chechena: “Civilian casualties in the Chechen war have exceeded those of both Russia’s army and the insurgents’ battalions and guerrillas”.

El portal OC Media, especializado en temas del Cáucaso publicó una noticia sobre Sayd-Mukhammad Dzhumayev, estudiante de 20 años de origen checheno que se ha vuelto un símbolo de las protestas contra Vladimir Putin desencadenadas por la detención del opositor político Aleksey Navalny.

Cientos de videos, que circularon por las redes sociales con el hashtag #ДжумаевНашГерой (“Dzhumayev es nuestro héroe”) mostraban al joven checheno enfrentando a golpes a las fuerzas policiales rusas mientras recibía los vítores de los manifestantes.

Mientras Dzhumayev es buscado por la policía rusa en Chechenia, su lugar de origen, las autoridades han condenado las acciones del joven e intimidado a sus familiares como reporta Armine Avetisyan en la nota antes referida.

Mientras las protestas sociales antigubernamentales se mantienen en varias ciudades rusas en el Cáucaso del Norte las autoridades pro Moscú han impedido que los ciudadanos salgan a las calles a manifestar su condena y repudio a Moscú. Si bien la censura es fuerte, algunos reporteros han logrado publicar información sobre la detención de decenas de personas en Makhachkala (capital de Daghestan), Grozny (capital de Chechenia) así como en otras ciudades del Cáucaso del Norte.

Seguramente para la mayoría de ustedes, estimados lectores, la palabra Chechenia les remite a terroristas islamistas, mercenarios y mafiosos desalmados, así como a guerras, atentados en teatros, apartamentos y escuelas, pues los chechenos aparecen en los medios de comunicación bajo esos parámetros y solo cuando ocurren eventos violentos en los que algunos de ellos están involucrados, pero ¿quiénes son los chechenos? ¿Cuál es su historia, cultura e identidad nacional? En este breve artículo haremos referencia a esas interrogantes aportando algunas sugerencias bibliográficas que permitan profundizar en esta nación.

La mayoría de las fuentes consultadas para esta reflexión sostienen que los chechenos actuales descienden de tribus escitas asentadas en el Cáucaso del Norte. El término escita se utiliza para referirse desde épocas antiguas a un grupo de pueblos nómadas iranios emparentados entre sí aunque diferenciados por líneas tribales que se extendieron y asentaron por Asia Central, Ucrania, Rusia y la zona del Cáucaso. Las tribus escitas radicadas en el Cáucaso sufrieron las conquistas de varios imperios que buscaban controlar la zona debido a ser un punto neurálgico en las rutas comerciales.

Con el paso del tiempo y debido a la influencia cristiana que llegaría al Cáucaso de mano de arriesgados y valientes misioneros, muchas tribus caucásicas adoptaron el cristianismo como su religión, aunque sin abandonar del todo prácticas y creencias precristianas, sincretismo que da al Cáucaso su carácter particular. Ejemplo de lo anterior es la prevalencia de rituales religiosos relacionados a dioses precristianos (Tusholi y Sela).

Los illesh, poemas épicos chechenos, han jugado un rol central en la memoria colectiva e identidad nacional chechena en dicha poesía el lobo, el animal nacional por excelencia que incluso aparece en su bandera, se muestra como símbolo de la cultura clánica chechena, un dicho recurrente entre ellos es “libres e iguales como los lobos” y que explica mucha de la idiosincrasia chechena, así como lo complicado que ha sido trascender esta mentalidad para formar una nación cohesionada.

La nación chechena se compone de 128 teips, la forma básica de organización social clánica que es parte de su cultura e identidad. Autodenominados nakh, noxchi o nakchuo los chechenos forman, junto a sus vecinos ingushes lo que algunos antropólogos conocen como los “pueblos vainakhs” y que si bien están culturalmente relacionados, han tendido a mantener diferencias políticas importantes que han sido explotadas por las potencias colonialistas rusas a lo largo de la historia.

Lingüísticamente el idioma checheno, conocido por ellos como noxchiin mott, es parte de la familia de los idiomas nakh-dagestanos y hablado principalmente en la República de Chechenia parte de la Federación Rusa por 1.3 millones de personas. También hay checheno hablantes en Georgia, Jordania, Siria, Turquía, Uzbekistán, Alemania, Kazajistán y Kirguizistán. Hay que agregar que debido a las guerras ruso-chechenas del siglo XX miles de chechenos han llegado a países de la Unión Europea como refugiados.

El idioma checheno se mantuvo sin forma escrita hasta la llegada del islam a la región en el siglo XVI, lo que llevó a que el checheno se escribiera en caracteres árabes durante más de tres siglos hasta la adopción (imposición) del alfabeto cirílico ruso en 1938. Un detalle interesante es que los chechenos que viven en Georgia suelen utilizar el alfabeto georgiano para escribir su idioma.

Durante los siglos XIII y XIV los chechenos, así como el resto del Cáucaso, tuvieron que lidiar con las invasiones mongolas. Aunque los chechenos lograron resistir al embate mongol y siguieron controlando su homeland el precio pagado fue enorme, ya que la mayor parte de la población fue asesinada y sus hogares destruidos.

Para el año 1585 los otomanos conquistarían el territorio de la actual Chechenia aunque sería una zona marginal dentro del imperio, lo que la dejaría bajo control de los líderes locales que prometerían obediencia a la Sublime Puerta a cambio de una autonomía amplia. Las fuentes apuntan al 1650 como el año en que la nación chechena se convertiría al islam sunita lo que llevaría a los chechenos a una resistencia étnica y religiosa a las futuras incursiones militares rusas cristianas.

Atrapados entre otomanos y persas los chechenos serían víctimas de una tercera influencia imperial desde el siglo XVI cuando los rusos comenzaron su expansión hacia el Cáucaso, misma que para los siglos XVIII y XIX se convertiría en una obsesión zarista (y posteriormente soviética) por el control de la región.

La destrucción volvería a las tierras chechenas durante los años 1722 y 1723 cuando los Safávidas persas enfrentaran a la Rusia de Pedro el Grande en la denominada guerra Ruso-Persa en detrimento de unos otomanos que veían así menguar su poder e influencia en el Cáucaso.

El Tratado de Georgievsk de 1783 implicaría la cesión, por parte de Persia y el Imperio otomano, de la región del Cáucaso del norte a manos rusas. Muy pronto líderes caucásicos musulmanes se levantarían en armas contra este dominio ruso/cristiano como lo demuestra el levantamiento del Sheikh Mansur, quien llamó a una yihad contra los invasores cristianos. Los chechenos endilgarían una derrota humillante a los rusos en la batalla del río Sunja en 1785 y que pasaría a la memoria colectiva chechena como un momento glorioso mientras que para los rusos imperiales significó una afrenta imperdonable a su poder. Los chechenos resistirían y pelearían contra la expansión rusa hasta mediados del siglo XVIII cuando las fuerzas zaristas por fin subyugarían a esta guerrera y orgullosa nación.

En los anales rusos se habla de la “Guerra del Cáucaso” para hacer referencia al periodo de 1817 a 1864 durante el cual las fuerzas rusas someterían a las naciones caucásicas musulmanas, entre ellas la chechena. En este punto sería interesante hacer un breve resumen de este periodo en lo que a Chechenia se refiere.

Los rusos entendieron que debían establecer puestos militares en el Cáucaso del Norte desde los cuales ampliar su control en una zona tan rebelde. Un ejemplo de este proceso fue la fundación del fuerte Groznaya en 1818 y que desempeñó un rol importante en lo que los rusos llamarían “pacificación” del Cáucaso. El fuerte fue poblado por cosacos Terek al servicio del imperio zarista.

Es interesante el hecho de que al final de la guerra el nombre del fuerte cambiaría a Grozny,que significa “temible”, y de manera gradual se convertiría en la ciudad capital de la Chechenia sometida.[i] La ciudad sufriría distintos procesos de inmigración y emigración que alterarían el balance demográfico al llevar a colonos rusos a la zona en detrimento de chechenos e ingushes expulsados por líderes como Stalin hacia Asia Central y Siberia.

De 1834 a 1859 se registraría la rebelión chechena de mayores proporciones liderada por el Imam Shamil que pasaría a la historia e identidad nacional chechena como un símbolo poderoso y un ejemplo a seguir. La rendición de Shamil en 1859 abriría las puertas a la colonización rusa en la región en la cual dos factores jugaron un rol importante: el desplazamiento de chechenos de las tierras agrícolamente productivas en detrimento de colonos rusos y el sometimiento violento de los mismos chechenos a manos de cosacos y otros agentes militares a las órdenes de Rusia.

Aunque formalmente en 1862 Chechenia se consideraba subyugada por el poder ruso, en realidad la zona sería lugar de constantes enfrentamientos armados entre fuerzas zaristas y líderes de teips que se convertirían de manera gradual en verdaderos y poderosos señores de la guerra.

Con la “pacificación” lograda por la Rusia zarista en 1878 nos referimos a un periodo en el cual por medio de matanzas, expulsiones masivas y empobrecimiento de la población chechena los rusos lograron controlar la zona por varios años. En 1917 Chechenia se unió a la Unión de los Pueblos del Norte del Cáucaso, y aprovechando el caos creado por la Revolución Rusa, declararía su independencia en 1918 aunque algunos chechenos se unieron a las filas bolcheviques. En 1920 terminaría el breve periodo independiente checheno cuando los soviéticos establecieron un control directo en la zona, lo que provocó un levantamiento armado checheno que duró dos meses antes de ser aplastado por las tropas soviéticas.

En 1924 se registró una reorganización administrativa en el Cáucaso cuando se dividió la zona en regiones y repúblicas soviéticas. Diez años después se crearía por decreto la Región Autónoma Chechena-Ingushetia para dos años después dar paso a la formación de la República Soviética Socialista Autónoma de Chechenia-Ingushetia.

Hay que destacar que durante este periodo de reacomodo administrativo en el Cáucaso Chechenia estaría en permanente estado de ebullición antisoviética después de que las autoridades bolcheviques decretaran leyes antirreligiosas a partir de 1927 que fueron repudiadas por los líderes chechenos.

Mientras en Europa la guerra mundial ocupaba la atención y los esfuerzos bélicos de las potencias los chechenos aprovecharon la coyuntura para rebelarse una vez más. Durante 1939 y 1940 las fuerzas soviéticas experimentaron muchas complicaciones para controlar la región, lo que llevó a que Stalin, en 1944, a declarar “traidores” a toda la población chechena (sin hacer distinción entre rebeldes y civiles) y ordenara la deportación de la nación chechena a Siberia y Asia Central.

El exilio checheno duraría doce años hasta que en 1956 se les permitió regresar a su homeland. Los supervivientes de este periodo regresarían a sus hogares, pero no abandonarían el odio por los rusos que marcaría a las siguientes generaciones, quienes sufrirían el control soviético por varias décadas más.

En octubre de 1991, con la implosión del régimen soviético, se llevaron a cabo elecciones presidenciales en Chechenia que ganó Dzhokhar Dudayev, quien declararía la independencia del país. Boris Yeltsin, el presidente ruso de la época, se negaría a reconocer la independencia chechena lo que establecería las bases del siguiente enfrentamiento ruso-checheno, uno más en la larga lista de conflictos violentos entre ambos pueblos.

En 1992 Chechenia declararía una vez más su independencia, la que sería rechazada por Moscú y dos años después, en diciembre de 1994, los rusos invadirían Chechenia para “restaurar el orden constitucional” y con ello sembrarían las semillas del conflicto armado cinco años después.

La Guerra Ruso-Chechena de agosto de 1999 se dio en un momento de debilidad del poder central en el cual Daguestán estaba siendo intervenido por rebeldes desde una Chechenia independiente de facto y que amenazaba con desencadenar movimientos secesionistas en todo el Cáucaso del Norte. El mismo Primer Ministro Serguei Stepashin expresó su miedo a perder Daguestán, región vecina de Chechenia, esto motivó a Boris Yeltsin a exigirle su renuncia y entregarle el puesto a Vladimir Putin que en ese entonces era el director del Servicio de Seguridad Federal ruso. Putin prometería resolver el tema de los rebeldes chechenos “en un par de semanas”.

En la segunda parte de esta reflexión nos enfocaremos en la figura de Putin, quien dedicaría mucho tiempo y esfuerzo a lograr la “pacificación” de Daguestán y Chechenia por medio de medidas militares draconianas que terminarían con las ansias y esperanzas secesionistas de ambas regiones y hundirían a la población civil en la miseria y violencia.


[i] Para ampliar la información sobre la historia de Grozny, consultar: https://www.chechsu.com/about-groznyi/