Karima Mehrab, también conocida como Karima Baloch, fue encontrada muerta en la ciudad de Toronto el 21 de diciembre del 2020, un día después de haberse reportado como desaparecida. Mehrab, de 37 años y quien fuera designada por la BBC en el 2016 como una de las cien mujeres más inspiradoras e influyentes, adquirió notoriedad mediática como directora de la Organización de Estudiantes Baluches Azad, un grupo separatista baluche prohibido y perseguido por el régimen de Pakistán y se convirtió, junto con otros activistas baluches como Sajid Hussain (asesinado en abril de 2020 en Uppsala, Suecia) en un dolor de cabeza para el gobierno pakistaní al denunciar internacionalmente las violaciones a los derechos humanos en la provincia de Baluchistán en Pakistán así como plantear en foros internacionales el derecho a la autodeterminación nacional e independencia baluche.

El portal RUDAW reportó la ejecución de seis prisioneros en Irán entre los cuales había miembros de grupos minoritarios entre los que destacaban dos baluches: Hassan Dehvari y Elias Qlandarsehi quienes habían sido detenidos en el 2015 y sentenciados a muerte en diciembre del 2016. Estas ejecuciones son comunes en la región iraní de Baluchistán en donde las autoridades iraníes detienen, torturan y asesinan a ciudadanos por sus actividades políticas.

El régimen iraní ejecuta desde hace décadas a cientos de prisioneros políticos, varios de los cuales pertenecen a minorías étnicas y bajo confesiones muchas veces conseguidas con tortura y amenaza. Casos como el del luchador de lucha libre Nafid Akfari y el periodista Ruhollah Zam ejecutados en 2020 y que levantaron críticas en Europa y Estados Unidos.

Solo en el año 2020 en Irán se ejecutaron a 255 personas de las cuales 198 fueron bajo el cargo de homicidio y 12 fueron de opositores políticos al régimen iraní. La IRAN Human Rights Monitor ha enviado peticiones al Secretario General de Naciones Unidas, a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas así como a agencias y organizaciones internacionales de derechos humanos para que tomen acciones y exijan el fin de las torturas, detenciones arbitrarias y ejecuciones en Irán, país que por décadas ha utilizado la ejecución de disidentes y prisioneros políticos como una herramienta de intimidación y represión de sus ciudadanos, incluidos miembros de minorías étnicas como los baluches.

¿Quiénes son los baluches?

Los baluches (también denominados balosh, baloush) son una nación de aproximadamente 12 millones de personas y cuyo homeland es el Baluchistán, una región semiárida ubicada a las afueras de la zona de monzón y dividida entre Pakistán, Afganistán, Turkmenistán e Irán.

Existen muchas teorías y leyendas sobre el origen étnico del pueblo baluche, de acuerdo con una de ellas los baluches tendrían sus orígenes en Alepo, Siria durante la época del califato de Ali, primo del profeta Muhammad y quien se casaría con Fátima, hija de Muhammad). Según esta leyenda, Muhammad se habría desplazado a Makran en donde contraería nupcias con un hada que se le habría aparecido. El hijo de esta unión sería el ancestro original de los baluches.

Hay una versión más plausible, es la sostenida por varios especialistas como Veluroza Frolova, para quienes el origen de los baluches se encuentra en las tribus que se desplazaron desde el mar Caspio hacia los territorios  del Irán, Pakistán y Afganistán actuales a lo largo de los siglos V al VIII DC.   

Los registros y evidencias históricas sostienen que la región baluche fue habitada por humanos desde el año 4,000 a. C cuando una serie de invasiones arianas expulsó a la mayoría de la población indígena asentándose las tribus arianas nómadas como las dominantes de la zona. Las conquistas árabe musulmanas del año 600 d. C llevarían a que la mayoría de las tribus baluches experimentaran un proceso de conversión al islam entre los años 700 y 1,000 d. C.

Al ser una zona de gran importancia estratégica el Baluchistán ha formado una barreta natural entre dos o más potencias regionales y una zona de guerra y conflicto internacional a lo largo de la historia que ha visto a griegos, árabes, turcos, mongoles, persas, rusos y británicos pelear por susu control.

El Baluchistán formó parte del Imperio Persa desde el 1510 hasta el 1736 cuando el Kanato Brahui de Kalat obtuvo el control del territorio y establecería una dinastía que duraría hasta el año 1839 cuando las tropas británicas ocuparían las tierras baluches estableciendo acuerdos de paz con Kalat.[i]

En 1839 los representantes británicos y el Kanato de Kalat firmarían un acuerdo por el cual Kalat se comprometía a garantizar el libre paso de las tropas británicas hacia Afganistán a cambio de las garantías británicas de mantener la soberanía del kanato y la protección de los territorios habitados por los baluches. Los británicos lograban establecer así una doble barrera hacia la amenaza rusa del norte y la persa del sur a su corredor hacia la India. En 1876 el capitán británico Sandemann sometió a la mayoría de las tribus baluches del norte, reduciendo al Kanato de Kalat a un mero vasallo de la India Británica.

Los persas, muy interesados en controlar el territorio baluche, intentaron cooptar y conquistar a las tribus baluches que conformaban el kanato de Kalat.  A finales del siglo XIX los británicos firmaron con los persas y afganos un acuerdo por el cual se dividían el Baluchistán entre el este, controlado por Gran Bretaña, y el oeste bajo control persa.

Los baluches son un grupo heterogéneo que compone una nación con marcos históricos y culturales comunes y específicos que los diferencian del entorno a pesar de ser religiosa y lingüísticamente diversos, hablan un idioma perteneciente al grupo noroccidental de las lenguas iranias y tiene muchas similitudes con el idioma kurdo. El idioma baluche presenta características interesantes para aquellos dedicados a la diversidad lingüística al interior de grupos nacionales.

Hay tres grandes subgrupos lingüísticos baluches que son: el baluche del este, hablado por 2 millones de personas que viven en Pakistán (provincia de Baluchistán, parte noroccidental de la provincia de Sindh y en el sur del Punjab; baluche occidental hablado por 1.8 millones que residen en Irán (Sistan), Turkmenistán y una minoría en Pakistán; baluche del sur hablado por 3.5 millones de personas que viven en el sur de Beluchistán, Irán, Omán y Emiratos Árabes Unidos.

Todos los intentos de homogeneizar el idioma baluche han fracasado de tal forma que hasta el año 1940 el idioma baluche no tenía una forma escrita y era la tradición oral, llena de leyendas heroicas sobre el origen de la nación baluche, la que permitía la transmisión intergeneracional del idioma y la historia nacional.

Durante los siglos XIX y XX los baluches utilizaron el persa como forma escrita de su idioma materno y a mediados del siglo XX adoptaron el Urdu. En el mundo baluche bajo control soviético desde 1930 se enseñaba el idioma baluche en caracteres latinos en las escuelas e incluso aparecieron periódicos baluches. Para 1940 aparecerían los primeros libros de literatura baluche publicados en árabe en Pakistán

En lo étnico encontramos que el pueblo baluche no presenta una unidad étnica al vivir entre y con otros pueblos y naciones como los pashtunes (afganos), punjabies, brahuis (con quienes comparten muchos aspectos históricos y culturales), lases y sindhis. Más allá de la diversidad étnica y la dispersión territorial que experimentan los baluches han logrado preservar su identidad nacional, cultura y lenguaje.

La cultura baluche resulta ser el resultado de complejos sistemas tribales, clánicos y familiares en los cuales las tendencias patriarcales y religiosamente conservadoras son dominantes. Gran parte de la memoria colectiva baluche se ha preservado en canciones y poemas que rememoran eventos heróicos y tragedisa sufridas por los clanes “bolaks” durante los siglos XV y XVI. Las historias de los clanes bolaks, al ser transmitidas principalmente de manera oral, han sufrido cambios a lo largo del tiempo.

El estilo de vida nómada de los baluches se mantendría hasta el siglo XX, prueba de ello es su llegada al sur de Turkmenistán cuando grupos nómadas baluches llegarían desde Irán y Afganistán montando sus camellos y burros.

La gran mayoría de los baluches son musulmanes sunitas aunque hay una minoría de baluches shiitas en Afganistán y una comunidad baluche zikri (también conocida como mahdavismo es una secta musulmana fundada en India por Syed Muhammad Jaunpuri a fines del siglo XV) en Pakistán. Mordechai Nisan en su libro “Minorities in the Middle East” nos recuerda que los baluches aún practican ritos preislámicos entre los que destaca la peregrinación a lugares santos en donde se venera a pirs, santos baluches antiguos.

Desarrollo del nacionalismo baluche

Desde la década de los treinta del siglo XX los baluches comenzaron a reclamar su independencia y la creación de un Baluchistán libre y separado de India. En 1932 se llevó a cabo la Conferencia Baluche de India en la ciudad de Jacobabad, en la cual se acordó la unión de todas las tribus baluches bajo el liderazgo del kanato de Kalat.

Cuando la salida de los británicos de la India era inminente en 1947 los baluches entendieron que era una gran oportunidad para reestablecer un Baluchistán independiente como el de 1876 así que cuando en agosto de 1947 se declaró Pakistán como un nuevo Estado los baluches decretaron su independencia la cual duró exactamente 227 días en los cuales Kalat sería un Estado baluche libre con su propio idioma nacional.

Las fuerzas pakistaníes forzaron a la rendición de Kalat mientras lograban el control del territorio y lo anexarían lo que colocaba a los baluches dentro de un Estado pakistaní musulmán y anómalo desde su fundación al contener múltiples componentes regionales (Punjab, Afganistán, Kashmir, Sind y Baluchistán) así como cinco pueblos/naciones (punjabis, sindis, bengalíes, patos y baluches). Los problemas para la construcción de una nación pakistaní unificada y coherente serían enormes y enfrentó disidencias y resistencias internas profundas como lo demostraría la secesión de los bengalíes en 1971.

El Baluchistán pakistaní, la mayor de las provincias del país y rica en recursos naturales, ha adquirido mayor importancia en los últimos años por el acercamiento de Pakistán a China que ha derivado en proyectos económicos y comerciales bajo el amparo del Corredor Económico China-Pakistán (CPEC por sus siglas en inglés). El gobierno pakistaní acusa a India de buscar desestabilizar el CPEC apoyando a los movimientos baluches.

La provincia de Baluchistán ha mantenido una relación muy compleja y tensa con el gobierno central pakistaní principalmente en disputas sobre la autonomía de la provincia y el control de los recursos minerales y naturales de la propia provincia. La situación se deterioró aún más bajo el gobierno del General Pervez Musharraf (1999-2008) en el cual se registraron violentos choques con grupos nacionalistas baluches que llevaron al asesinato, desaparición, encarcelamiento y exilio de muchos baluches nacionalistas así como a un control militar de toda la provincia de Baluchistán.

La violencia desatada por el gobierno pakistaní sobre su población baluche ha llevado a un enardecimiento del sentimiento nacional baluche lo que ha aumentado la tensión y el conflicto entre las partes. Pakistán ha continuado con sus acusaciones hacia la India de prestar apoyo a los baluches insurgentes pero nunca ha mostrado pruebas ni evidencias concretas para sustentar dichas acusaciones.

A finales del 2009 se eligió a un nuevo gobierno en Pakistán que prometió hacer todos los esfuerzos necesarios para lograr una reconciliación política con los baluches, incluso se presentó un paquete de reformas constitucionales, económicas y administrativas, sin embargo, los baluches sospechan de las intenciones reales del gobierno.

Desde hace más de quince años son las organizaciones no gubernamentales, tanto pakistaníes como internacionales, las que han levantado la voz para condenar la violación de los derechos humanos por parte del ejército y policía pakistaníes contra la población baluche. Organizaciones como Human Rights Watch y Minority Rights Group International han acumulado evidencia de ejecuciones extrajudiciales, tortura, desapariciones forzadas así como desplazamiento poblacional y asesinatos de disidentes y civiles baluches a manos de fuerzas gubernamentales.

La realidad es que mientras el gobierno pakistaní y las milicias baluches continúan disputando la región en medio de la lucha quedan indefensos miles de civiles baluches expuestos a esta violencia que responde más a intereses políticos que a la mejora de su situación humanitaria en la cual 50% de la población baluche de Pakistán vive en la pobreza.

Si bien nos hemos enfocado en los baluches en Pakistán es importante señalar que la situación baluche en Irán también es alarmante, pues la persecución y ejecución de líderes y activistas políticos baluches (así como los de otras minorías del país) es constante e intensa. Los reportes anuales de Amnistía Internacional así como del portal Iran Human Rights muestran que las ejecuciones son una constante en el país.

Los baluches, su historia y lucha nacional así como su situación actual han sido olvidados e ignorados por los medios de comunicación y la academia en América Latina. En estos días en que algunos políticos y académicos muestran una actitud acrítica (y a veces cómplice) ante las constantes violaciones de los derechos humanos en países como Irán y Pakistán desde este espacio confiamos en que muchos estudiantes y futuros académicos y especialistas tengan presente la situación baluche, la investiguen, estudien y la den a conocer.


[i] Un buen libro para profundizar en este punto es “The Baloch and Balochistan: A Historical Account from the Beginning to the Fall of the Baloch State” de Naseer Dashti