Amidst all of the political and economic pyrotechnics in the wake of Tamim’s death, it would be easy to forget that this too was a very human tragedy. Tamim was not the first Arabic female pop star who ended up dead after suffering from abusive partners and a restless private life, and given the exploitative relationships which dominate the music industry here, she may not be the last.
Jack Shenker
A tale of money, murder and spin

 

El cine negro o film noir es una clasificación común para cierto tipo de películas que algunos teóricos consideran más un estilo que un género, pero que es identificable por ciertas características estéticas y temáticas. En las primeras, Paul Schrader menciona: la iluminación, las líneas oblicuas y verticales, mismo énfasis lumínico para actores y decorado, preponderancia de la tensión compositiva, la casi omnipresencia de la lluvia y la complejidad del orden cronológico. En cuanto a la temática, se tratan de thrillers sobre crímenes, criminales, corrupción o algún otro símbolo de la descomposición social.

Las influencias del cine noir son vastísimas: la ficción hard-boiled, el cine de gangsters, el realismo poético y muchas más, pero es muy importante resaltar la gran influencia del Expresionismo alemán, derivado del  exilio (por el nazismo)  de  artistas y directores,  que encontraron en Hollywood su nuevo espacio creativo.

Las discusiones teóricas en torno a si la clasificación “film noir” es sólo aplicable a las películas filmadas en los 40s y 50s del siglo pasado en Hollywood, me parece, están muy alejadas de la realidad, pues lo ahí representado no es inherente exclusivamente a ese tiempo y a ese espacio, al contrario, creo que es un continuo en la mayoría de los espacios sociales y políticos.

Sólo es muy importante mencionar la evolución que estos filmes han tenido, sobre todo estéticamente, por lo que es mucho más fácil clasificar ciertas películas como “cine negro” por su temática que por su estética. Aunque, como siempre, no hay absolutos y no todas las películas sobre crimen, criminales, corrupción son cine negro.

Ejemplo de esta evolución es: Crimen en El Cairo (The Nile Hilton Incident), este largometraje, escrito y dirigido por Tarik Saleh, aborda la corrupción, el crimen y la colusión de los agentes gubernamentales con los criminales y las esferas de poder.

En un contexto que no nos es ajeno, un empresario millonario se ve implicado en el asesinato de una afamada cantante y, al principio, queda eximido de toda responsabilidad por sus conexiones e influencia en el poder; pero un persistente y corrupto policía se empeña en desentrañar el caso, y descubre varias redes en las que su propia familia y el empresario están implicados. Todo esto se desarrolla, mientras comienzan las manifestaciones de la mal llamada Primavera egipcia. Saleh se inspiró en hechos reales, pero los adaptó a espacios y tiempos diferentes. Esta pequeña vuelta de tuerca nos ayuda a entender un poco mejor la Historia reciente.

Los hechos

Hisham Talaat Moustafa, un empresario involucrado en la política, fue sentenciado a muerte por el asesinato de la cantante libanesa Suzan Tamim, ocurrido en 2008. En 2010, tras una apelación de la defensa, se lo condenó a 15 años de prisión, pero recibió un perdón presidencial en 2017 y ahora está libre.

Tamim apareció muerta en su apartamento de Dubai un lunes por la mañana. Las investigaciones llevaron a descubrir que Moustafa había pagado a Mohsen el-Sukkari, un ex oficial de policía, para que la asesinara. En 2009, fueron sentenciados a muerte y después vino la historia del perdón.

En aquel momento, las órdenes gubernamentales para callar el caso en la prensa llevaron a que los egipcios se interesaran aún más y a desvelar algunos de los extremos a los que el Partido Nacional Democrático había llegado. El problema para el gobierno, como casi siempre, no era el asesinato de una mujer, sino que uno de los acusados estaba involucrado con el gobierno y era amigo del presidente.

 

La adaptación

Saleh crea una imaginaria organización que usa a las mujeres para lograr chantajear a influyentes personas públicas y empresarios adinerados. En la representación, estas cadenas evidencian la descomposición de las instituciones gubernamentales coludidas con las organizaciones criminales y permeadas por la corrupción (en cada escena donde se representa algún acto ilegal o “relajador” de las normas, hay grandes fajos de billetes de por medio) (porque evidentemente la corrupción sigue fuera de las cuentas bancarias).

En segundo lugar y mucho más importante para la ficción, el cambio de tiempo y espacio, pues el guionista lleva el asesinato a los albores de los movimientos sociales de 2011 y lo sitúa en el Hilton del Nilo (de ahí el título original) que, casualmente, corresponde a la estación de policías más cercana a la plaza Tahrir.

Estos cambios hacen coincidir el asesinato y las manifestaciones públicas, insinuando (casi gritando) que fue la insostenible corrupción y la ineficiencia del Estado las que llevó a la gente a salir a la calle.

Crimen en el Cairo es un filme que se puede clasificar como cine negro, a pesar de su evidente influencia estética de las escuelas del norte de Europa, pues su temática, planteamiento, narración, personajes cumplen casi a la perfección con las formas de lo definido como film noir clásico: un crimen como eje narrativo, el protagonista es en parte antagonista (por pertenecer  a las redes de corrupción), la historia expone la descomposición política y social… Estos elementos la convierten en un documento casi universal que bien podríamos situar en nuestro contexto (o que ya ha estado) (¿Cancún?) y que debemos apropiarnos para entender parte de nuestro devenir, pues la corrupción no es genética ni endémica, pero sí nos afecta profundamente.

El cine nos ayuda a crear puentes para entender a otras sociedades, pero también para entendernos a nosotros mismos. El cine, además de cumplir su misión estética (para mí, primordial), nos ayuda a entendernos, entender el mundo, los contextos y nuestras otredades (que tal vez no son tan lejanas).