Esta historia inicia en 1994, cuando Santiago Roldós, Ricardo Jardí y Rubén Ortiz estudiaban dirección de escena en El Foro Teatro Contemporáneo con Ludwik Margules.
O inicia el 25 de mayo de 1981, cuando el avión militar que lleva a Jaime Roldós, Martha Bucaram y la tripulación, se estrellan. La investigación del clarísimo atentado bajo las coordenadas del Plan Cóndor es boicoteado una y otra vez.
O también inicia a mediados del 2020, cuando Santiago llama a Rubén para dirigir un lapso de un proyecto que le ha llevado casi toda vida imaginar: «Acciones para el juicio de la muerte de Jaime Roldós».
Tomemos este punto de partida, pues podemos decir que a partir de enero, Ricardo, Rubén, Santiago, Pilar Aranda, Christian y el resto de Muégano Teatro – compañía de teatro con sede en Guayaquil – comienzan un seminario para pensar las prácticas artísticas y políticas a escala 1:1.
Lo demás, lo cuenta mejor el Boletín de prensa:
En octubre *Muégano Teatro* lo incendia todo con *#MuseoPorVenir*
En las próximas semanas la *Mancomunidad Muégano* se travestirá en *#MuseoPorVenir*, un dispositivo colaborativo que ensayará diversas acciones de justicia poética en torno al silencio y las muertes, los anhelos y las luchas de *Jaime Roldós*, *Martha Bucaram* y otras víctimas y resistencias de ayer y hoy en Ecuador y América Latina, desde la *Operación Cóndor* hasta nuestros días.
Gracias a un *Fondo Iberescena* para Creación en Residencia, el grupo guayaquileño reúne desde principios de año a artistas de diversas procedencias y disciplinas, con el creador e investigador mexicano *Rubén Ortiz*, invitado a brindar un seminario-laboratorio de política y escena expandidas, bautizado *“El avión y la piedra”*.
Al amparo del *Comité Invisible*, la *Internacional Situacionista* y otras revisiones y desbordes del pensamiento revolucionario y la praxis artística, dicho laboratorio ocupó el *Memorial a Jaime Roldós y Martha Bucaram* en Guayaquil, el pasado 24 de mayo de 2021, a *#40AñosDe* su muerte y silenciamiento.
Ahora, *#MuseoPorVenir* estará vertebrado por archivos audiovisuales y sonoros, documentos históricos y políticos -como la *Carta de Conducta de Riobamba* de 1980- y materiales de trabajo de campo en dos vecindarios del centro de Guayaquil. Y ofrecerá convivios barriales; homenajes bailables a las mujeres rastreadoras de México y del Ecuador y a las personas en movilidad; un ciclo de películas de *Patricio Guzmán*; conversatorios y debates sobre la democracia en América; talleres, performances, lecturas y juegos teatrales.
Entre otrxs, participarán en el #Museo los teatreros mexicanos *Rubén Ortiz* (La Comuna) y *Ricardo Andrade* (El Teatrito de Mérida); el cineasta *Manolo Sarmiento* («La muerte de Jaime Roldós»); lxs artistas visuales *Oswaldo Terreros* y *Gabriela Cabrera*, (Memorial a Jaime Roldós y Martha Bucaram en Guayaquil); el artista sonoro *Kike Landívar*; las estudiantes *Gabriela Tapia*, *Miryam Carbo* y *Érika Sánchez*, miembrxs de un Grupo de Investigación de la *Universidad de las Artes del Ecuador*, institución que también apoya el proyecto; la artista, curadora y editora *Romina Muñoz* (Festina Lente); el creador y activista *Víctor García* (Guayaqueer); la activista y académica feminista *Cristina Burneo* (Corredores Migratorios); la banda ecuatoriana *Lolabúm*; lxs creadorxs y académicxs chilenxs *Voluspa Jarpa* y *Mauricio Berría*; y el propio Muégano Teatro: *Pilar Aranda*, *Santiago Roldós*, *Estefanía Rodríguez*, *Gabriel Quimis*, *Christian Guerrero*.
En Guayaquil el *#MuseoPorVenir* abrirá sus puertas el 22 de octubre, en la *Mancomunidad de Espacio Muégano Teatro*, pero antes estará operando en modo itinerante por tres ciudades de la provincia de Loja: *Zapotillo* (a donde Jaime Roldós y Martha Bucaram se dirigían y nunca llegaron); *Celica-Huairapungo* (donde estrellaron); y *Saraguro* (uno de los lugares donde tal vez germinaron).
DÍA 1.
8.10.21
Rubén escribe:
13: 20
Aeropuerto de la ciudad de México
La ensalada de atún cuesta 170 pesos, y como no sé si nos darán de comer en el avión la tengo que comprar.
Ricardo y yo no nos hemos visto en, digamos, 20 años. Cuando menos 15, que es la edad de Santiago, su hijo que está padrísimo.
Luego de 10 meses de vernos por Zoom, decir que nos ponemos al día es decir mucho y decir poco. La familia bien, la pandemia una chingadera y la siempre falta de recursos. Intercambiamos nuestras neurosis y desagrados, como hace la gente que se quiere.
No hablamos del Museo. No todavía. Quizá mañana cuando estemos en el Espacio Muégano. Ahora hay que apoyarnos en sobrevivir al aeropuerto: pagar el equipaje que no venía incluido; deprimirnos en la sala de cambio, pues damos miles de pesos y nos devuelven pocos cientos de dólares; hacer el lento y nunca anunciado proceso de check-in de salud en la lenta página del aeropuerto, pasar los controles que siempre encuentran un obstáculo y, finalmente, la espera.
18.24
Supongo que no le llegó a la CIA el comunicado de que íbamos rumbo a Panamá. Llegamos al aeropuerto y ninguna piedra se nos atravesó en el camino. A ver qué pasa en las siguientes dos horas de vuelo.
Hay que maldecir, sin embargo, que el avión aterrice a las 17. 40 y la conexión a Guayaquil a las 18.10. Máxime cuando mis némesis son las escaleras y las carreras.
(Para variar, apenas despega el avión, juro que este será el último. Las sensaciones de mi cuerpo durante el despegue y el aterrizaje son una tortura. Aunque parece que ya logré al menos limar el terror a la muerte, por lo que todo se vuelve simple neurosis y un real desajuste fisiológico con los cambios de altitud)
((Iniciar esta bitácora con los avatares de un viaje en avión es una señal no premeditada, debo aclarar))
(((y sí nos dieron un «snack», pero tenía gluten por todos lados. mis 170 pesos valieron la pena)))
21.21
Aeropuerto de Guayaquil
Es la tercera larga fila que hacemos de salida del aeropuerto. Ha habido gritos y rostros de desánimo.
Olvidé decir que en el camino leí dos capítulos de Por la razón o por la fuerza, un gran libro que revisa a los militares latinoamericanos a partir de la hegemonía estadounidense. Muchas ideas para el Museo, pero más para mí mariposario.
#MuseoPorVenir
Día 2
Rubén escribe:
20.32
Las kamaradas del Guayaqueer inauguraron la muestra de gráfica Primera Línea, imágenes para retener en la memoria la resistencia de octubre de 2019.
Es el día de la Independencia de Guayaquil.
Antes, el equipo del Museo, diseñamos el protocolo para recibir mañana a lxs vecinxs del barrio. ¿Cuál puede ser la dramaturgia del cuerpo de lxs visitantxs?
¿Cómo generar y mantener la intimidad?
#MuseoPorVenir
Día 3
Rubén escribe:
11.25
Lxs vecinos del Callejón Magallanes han venido a dejar frases para hacer carteles que decorarán el barrio durante la vida del Museo.
Pero también un par de mujeres que sólo paseaban se han sumado. Una de ellas ha dejado su frase: ¡Viva el Ecuador! Hasta la victoria siempre. Cuando lo leo en voz baja del papel donde lo escribió, me dice «no». Toma el papel y lee la frase con fe y sentido de verdad. «Así lo dijo Jaime Roldós», me corrige.
Más vecinxs, además de su frase traen álbumes de fotos o textos de sus propios recuerdos.
Santiago («Santiaguito») ha hecho tortilla de patatas y fijolitos. Lxs vecinos comen con nosotros, nos siguen contando historias y hasta Martita se pone a bailar…
Y todavía no es mediodía.
Santiago escribe:
Vuelvo a FB por «culpa» de Rubén Ortiz, camarada invitado por Muégano a dirigirnos en nuestro #MuseoPorVenir, dispositivo de conmemoración y justicia poética alrededor de las muertes, los silencios, las luchas y los anhelos de mis mapadres, Jaime Roldós, Martha Bucaram y otras víctimas y deudxs del orden en Ecuador y América Latina desde la Operación Cóndor hasta nuestros días. Él y Ricardo Andrade Asdrubal Estrellita de El Teatrito de Mérida llegaron hace dos días, y hoy, junto a mis compañerxs de Muégano y otrxs artistas de Guayaquil tuvimos el placer de recibir, conversar y colaborar con nuestrxs vecinxs del Callejón Magallanes. Juntxs experimentamos la posibilidad de la justicia por propia mano… cocinando, por ejemplo…
#MuseoPorVenir
Día 4
18:42
Santiago negocia. Escucho que le llaman de Sarauguro, donde estaremos el domingo, para preguntar por la proyección del documental. Vuelve a explicarlo todo y, del otro lado, la persona con la que habla parece no entender del todo. Me pregunto qué cambios habrá en nuestro itinerario.
Mientras, Kike a su vez negocia con don Franklin Santana (no Montana, dice). Franklin se las sabe en cuanto a celulares antiguos, tiene su pequeño puesto en el increíble mercado de viejo de las Cuatro manzanas, ordenado y su cabeza es un catálogo razonado. Hay que ver lo diestro que es para combinar baterías y tapas, y cómo raspa en el interior del celular para que se pueda cargar. Es un artista consumado de su museo.
Los celulares serán parte importante de una de las salas del Museo y en el diálogo sobre el soporte en el que pueden estar, encontramos estas manos que de inmediato se vuelven reliquias, pues según el humor de Santiago, serían réplicas de las manos del difunto Jaime. Estamos agotados, pero no paramos de reír.
Por cierto, ya tengo celular guayaquileño con número nacional. 35 dólares.