Sonidos Olvidados es una plataforma web dedicada a la divulgación de la música y la vida cotidiana del siglo XIX, con las investigaciones de Lénica Reyes y José Miguel Hernández. Además de la plataforma, este proyecto tiene un pódcast semanal en el que comparten sus descubrimientos. Tuvimos la oportunidad de conversar con ellos y esto fue lo que nos dijeron sobre este interesante proyecto.

Edgar Rivas: ¿Qué los inspiró a crear Sonidos Olvidados?

Lénica Reyes y José Miguel Hernández: Antes que nada, queremos agradecer su interés por nuestro proyecto y la oportunidad que nos brindan para que más personas lo conozcan. También queremos felicitarles por su revista y la bonita labor que hacen para difundir temas culturales.

Nosotros venimos del mundo de la academia, somos etnomusicólogos. Sobre todo nos hemos especializado en estudiar procesos de circulación, transformación y apropiación de expresiones musicales populares de tiempos pasados –principalmente del siglo XIX– que transitaron en la región hoy conocida como Iberoamérica, en especial entre México, España y Cuba. Al realizar nuestra labor investigadora nos dimos cuenta de que el alcance de divulgación de los resultados en la academia suele ser muy reducido; por lo general en tesis, libros o en artículos, a cuya lectura solo una minoría de personas tiene acceso. Encontrábamos piezas musicales e historias preciosas, sorprendentes o muy divertidas de prácticas musicales cotidianas que a veces ni siquiera podíamos difundir por esos medios. De ahí que nos animáramos a emprender un proyecto divulgativo, para hacer accesible tanto esas músicas como estas historias a todas las personas interesadas, académicas o no, para que pudieran conocerlas y disfrutarlas a través de las redes sociales o el internet. Pensamos también que el modo de hacerlo debía ser el de la creatividad en cuanto a la presentación de los contenidos, de ahí el subtítulo del proyecto “etnomusicología creativa”.

ER: ¿Cómo seleccionan el material que presentan en su plataforma? ¿Qué criterios utilizan para elegir las piezas musicales y los compositores que destacan?

LR y JMH: No elegimos el repertorio por el criterio de compositor. Nos centramos principalmente en músicas que fueron escuchadas en el ámbito de lo cotidiano del siglo XIX o principios del XX en países de Iberoamérica, que en su época gozaron de cierta popularidad, pero que con el paso de los años han sido prácticamente olvidadas. La mayoría de estas expresiones musicales no pertenecen a la categoría de música académica, sino que se trata más bien de un amplio abanico de música: sones mexicanos, samacuecas, zapateos cubanos, vidalitas, flamenco, música de zarzuela, música de salón, de baile, etcétera. Casi todo el repertorio que seleccionamos no ha sido siquiera grabado fonográficamente, por lo que las personas que se acercan al proyecto pueden escuchar músicas que quizá desde hace varias generaciones nadie ha escuchado. Eso le da un matiz de originalidad al proyecto. Cuando es posible, nos gusta poner en primer plano a aquellas personas que han sido invisibilizadas por las historias de la música, sobre todo mujeres compositoras profesionales o aficionadas que nos legaron obras increíbles y que hoy día son poco o nada conocidas.  

ER: Nos podrían hablar sobre las dificultades conceptuales, técnicas y logísticas que han encontrado en su trabajo y cómo las han superado.

LR y JMH: La mayor dificultad es que este proyecto no tiene ningún tipo de financiación pública ni privada, y hasta el momento, en estos casi cinco años de andadura, todos los contenidos que hemos ofrecido –más de quinientos hasta ahora– han sido abiertos y gratuitos. Por tanto, las dificultades para echarlo a andar son muchas, que tratamos de superar con ilusión y creatividad. Por ejemplo, elaborar los contenidos con cierta periodicidad requiere de mucho tiempo y mucho trabajo y, con frecuencia, el no contar con recursos para trabajar exclusivamente en el proyecto impide que podamos ofrecer más cosas. Otra limitante sería, por ejemplo, a la hora de reproducir la música, nos encantaría tener la posibilidad de contratar a personas que la interpreten, pero como no es posible, tenemos que recurrir a sonidos por computadora, tratando de que suenen a una interpretación humana lo más realista posible. Eso lleva mucho tiempo, desde la digitalización del contenido de la partitura hasta la edición del sonido. También podríamos comentar cómo, en los textos donde explicamos los contenidos, debemos buscar un equilibrio entre una manera sencilla y comprensible de transmitirlos y, a su vez, mantener el rigor académico de los mismos. Conciliar esas dos visiones, la académica y la divulgativa, en ocasiones no es nada fácil, en tanto que usan códigos y recursos expresivos diferentes.

Por último, un tema que nos ha sido difícil conciliar es el asunto de invertir tanto tiempo en crear contenidos gratuitos y a veces darnos cuenta de que nuestros materiales son plagiados o utilizados por otras personas que hacen investigación sin citarnos o sin pedirnos autorización. Ese hecho nos desanima mucho porque pensamos que otras personas se han aprovechado de nuestro esfuerzo sin realmente valorarlo. Ahora estamos pensando en elaborar algunos mecanismos para proteger nuestro trabajo sin que se pierda el ánimo de compartir. Aunque también, por otro lado, hemos recibido bonitos comentarios de agradecimiento de gente que disfruta de lo que les ofrecemos. Esto último es lo que nos llena de nuevo de energías para seguir adelante.

ER: ¿De qué manera investigan y verifican la autenticidad de los materiales musicales que presentan?

LR y JMH: La propia naturaleza de nuestro objeto de investigación –como dijimos, las músicas populares de tiempos pasados– nos obliga a ser creativos también en cuanto a metodologías de investigación. Fundamos las bases de nuestra metodología de investigación al hacer nuestras tesis doctorales, pero, sin duda, cada día vamos aprendiendo más cosas. Como comentábamos, escogemos el repertorio basado en ciertos criterios, y a partir de una investigación de fuentes tanto documentales como musicales es que hacemos esta selección. En cuanto a las fuentes documentales, éstas pueden ser datos en prensa de la época, en documentos, literatura, etcétera. Con ellas buscamos la mayor cantidad de datos posibles que nos den información sobre el contenido que estemos buscando –ya sea una pieza musical, una anécdota o una historia–. Por ejemplo, si es una pieza musical, revisamos si tiene autor o no, en qué contextos se interpretaba, si fue o no popular, qué sectores sociales lo escucharon, interpretaron, etcétera.

Cuando hablamos de documentación musical, nos referimos a partituras. Si se trata de partituras editadas, verificamos si hay más de una edición –si es así, el lugar, año, entre otros–, si hay copias manuscritas de estas versiones, cotejamos si hay diferencias entre ellas.

Si se trata de partituras manuscritas, intentamos encontrar información sobre el manuscrito: a quién le pertenecía, año, qué otro tipo de repertorio hay anotado en él, etcétera. Como puedes darte cuenta, esto requiere de mucho trabajo y de buscar en distintos tipos de archivos documentales, bibliotecas y hemerotecas. Una vez recolectada la información, vamos analizando los datos y pasamos la música a su formato digital. Cuando seguimos este procedimiento es muy común encontrarnos información no solo de la pieza o historia en cuestión, sino de otras más, por lo que siempre vamos adelantando investigaciones. Todo esto nos va dando un conocimiento más generalizado sobre ese tipo de música en el siglo XIX. 

ER: ¿Cómo ha sido la recepción del pódcast: «Sonidos Olvidados del flamenco» por parte de la audiencia? ¿Han notado un interés particular en algún tipo de material o en ciertos compositores?

LR y JMH: Uno de los productos dentro del programa Sonidos Olvidados. Etnomusicología creativa son los pódcasts «Sonidos Olvidados del Flamenco» y su equivalente en lengua inglesa “Forgotten Sounds of Flamenco”. Comenzó a emitirse a principios de 2023 de manera abierta en las principales plataformas de pódcast, y nos ha sorprendido muy gratamente la acogida que está teniendo en muchos países del mundo. Han sido numerosas semanas en las que han estado en los primeros lugares de los rankings de pódcast sobre historia de la música no solo en España o México, sino en muchos otros países. Eso muestra el interés que tiene la gente por conocer contenidos culturales e históricos que normalmente han quedado relegados o excluidos de las enseñanzas “oficiales”. En la emisión presentamos contenidos fruto de nuestros trabajos de investigación que en la mayoría de los casos son completamente inéditos, lo que los hace muy atractivos, a tenor de los comentarios que recibimos.  

ER: ¿Qué importancia tiene para ustedes la educación musical a través de su plataforma? ¿Ofrecen otros recursos didácticos o colaboraciones con instituciones educativas?

LR y JMH: Uno de los objetivos de este proyecto es ampliar la concepción que tenemos de la música del siglo XIX. Probablemente nos vienen a la cabeza nombres de compositores como Beethoven, Wagner, Rossini o Verdi, que son los que suelen estudiarse en los planes educativos, es decir, compositores de música académica. Pero tal y como sucede hoy en día, en el siglo XIX también la gente escuchaba y consumía otro tipo de música, y era lo que se llamaba música popular. Música hecha por personas en un ámbito más cotidiano que dejaron su música plasmada en un papel, o que transcribieron cantos y músicas  populares. Este tipo de música no es tan conocida por el gran público. Y esto sucede aun cuando algunas de estas músicas fueron más populares en su época que la de algunos compositores estudiados en los conservatorios. Por medio de los contenidos que preparamos tratamos de suplir ese sesgo institucional –por lo general, clasista, colonialista y eurocentrista–, y con ello contribuir al conocimiento de otras formas de expresión musical. En ese sentido, podemos considerar que este proyecto, además del entretenimiento, también cumple una función educativa que pensamos que es tan bonita como necesaria.

En estos momentos no colaboramos con ninguna institución educativa directamente, aunque sí estamos llevando a cabo otros proyectos con varias universidades de América y Europa, que de manera colateral alimentan al proyecto Sonidos Olvidados de nuevos contenidos.

ER: ¿Pueden compartir alguna anécdota o descubrimiento interesante que hayan encontrado en su trabajo?

LR y JMH: Pues de los muchos que tenemos, podemos comentar uno de los que hemos difundido recientemente que se refiere a cómo uno de los cantes de los considerados pilares del flamenco, la “soleá”, pudo estar inspirado en música que llegó a España desde México hace casi dos siglos, en concreto la canción de “la petenera”. Normalmente el relato que se ha construido es a la inversa: músicas americanas siempre tienen que derivar o tener su raíz en músicas ibéricas, por el sesgo hisponocéntrico y colonial que ha tenido históricamente la investigación musical –y el mundo académico en general– y del que aún no nos liberamos por completo. Hemos encontrado bastantes ejemplos, como el de la soleá y la petenera, lo cual está abriendo un nuevo paradigma en cuanto a la relevancia que tuvieron músicas americanas en la propia música española y europea.

ER: Finalmente, sería útil conocer sus proyectos a corto y largo plazo. ¿Qué nuevas iniciativas o expansiones tienen en mente para continuar «Sonidos Olvidados»?

LR y JMH: Próximamente vamos a comenzar algunas secciones nuevas que nos hacen mucha ilusión, entre las que se encuentran la emisión de un nuevo pódcast que será dedicado monográficamente a historias en torno al son o canción de “la petenera”, la cual llevamos muchos años investigando. También tenemos pensado lanzar una sección denominada “El semanario parlante”, que consiste en pequeñas píldoras de audio y video donde se leerá y dramatizarán noticias reales aparecidas en la prensa del siglo XIX que son muy sorprendentes o divertidas. Este proyecto lo estamos haciendo en colaboración con “Voxtudio. Entrenamiento vocal”, una escuela de la Ciudad de México especializada en el uso de la voz y la interpretación. Nosotros seleccionamos los contenidos y el profesorado y estudiantes de la escuela darán vida sonora a dichos relatos, todos ellos acompañados de música de la época o relativa al texto narrado. Estamos seguros de que saldrán cosas muy interesantes y lindas.

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