El año pasado en una clase, y a raíz de un comentario y una carta, me di cuenta de que sabemos poco o nada de la humanidad. Comparto aquí la carta escrita a un profesor muy querido; al escribirla descubrí lo que yo misma no sabía que sabía.

Buenas tardes, profesor:

Le escribo porque quería aclarar tantito el comentario de ayer y la inquietud desde donde emerge. Ya no me pareció oportuno hacerlo en la clase y quitar tiempo para abordar los textos. Solo la expuse a raíz de su pregunta de si había algún comentario en general sobre lo que hemos visto.

Estoy de acuerdo con todo lo que comentó y, de hecho, si le soy sincera, no soy nada afín a las políticas identitarias, justamente porque creo terminan por simplificar y dividir. Claro, mi opinión cambia, por ejemplo, con pueblos originarios o con las personas trans que históricamente han tenido que luchar, y lo siguen haciendo, para tener el derecho de ejercer su identidad. En estos casos entiendo y respeto la necesidad de ejercer políticas identitarias.

El comentario tampoco iba para señalar que los genéticamente hombres son intrínsecamente violentos, la antropóloga Rita Segato señala constantemente la importancia de concentrarse en el patriarcado como un sistema de poder que se ha instaurado antes de la clase y antes de la colonización, y que hoy en día no solamente es ejercido por quienes son biológicamente hombres. Pero, la verdad, este problema tampoco era la razón de mi inquietud. Tampoco quería romantizar lo femenino, ni decir que si las mujeres estuviéramos al mando de la vida pública, eso aseguraría otro rumbo de las cosas.

La inquietud emerge más de pensar que quizás sabemos muy poco de la humanidad, porque hay literalmente una mitad de la humanidad, la del género femenino, de la cual se sabe muy poco por el simple hecho que a lo largo de milenios, salvo raras excepciones, ha sido impedida de participar en la producción de conocimiento o en la toma de decisiones que afectan en lo social y cultural, y esto aplica (de manera muy distinta) en casi toda cultura, toda clase social, toda religión, toda raza, todo momento histórico… Por lo que de alguna manera atraviesa a toda la humanidad (y, en ese sentido, quizás no sea solo una política identitaria más entre muchas).

La inquietud que quería compartir es esta: no puedo evitar pensar cómo muchas de las teorías que se refieren a la humanidad se refieren a una parte de ella, cómo han sido producidas por una parte de la humanidad y cómo estudian principalmente las acciones de una parte de la humanidad… Entonces, cuando se plantea que los humanos podemos ser muy destructivos y violentos, hasta autodestruirnos, quizás sea cierto, pero dado que la mitad de la humanidad no ha participado en muchas de las decisiones, ni ha podido participar en la producción de conocimiento más visible, me pregunto si realmente podemos referirnos, con lo que sabemos, a qué formas y tendencias tenemos como humanos sin dejar fuera la mitad de la humanidad. Entiendo que en cualquier teoría siempre hay que hacer un corte y que siempre se excluye más de lo que se puede incluir, pero en este caso específico me pregunto si lo que se deja fuera sea tal vez muy grande.

Con esto no quiero decir que entonces no sea importantísimo estudiar a Marx solo porque en su teoría sobre el capital no incluye cómo se sostiene la economía y la vida por el trabajo no asalariado principalmente de las mujeres, ni que no sean importantes las teorías freudianas solo porque el mismo Freud afirmó que no entendía a las mujeres. No me adhiero a ciertas formas de cancelación que algunos feminismos promueven, concuerdo con usted en que lo más importante es encontrar formas para complejizar los problemas, para sumar perspectivas y para dialogar asumiendo los disensos.

La inquietud es casi más teórica que política, y se refiere a si tiene sentido, o es propio, o podría aportar algo, reconocer que gran parte de lo que podemos saber sobre la humanidad se relaciona en concreto con una parte de la humanidad, aquella representada por personas que genéticamente pertenecen al sexo masculino. Si este podría ser un dato importante a considerar y tener presente.

Le agradezco mucho su atención. No le escribo esperando necesariamente una respuesta ni quitarle tiempo, solo me pareció importante aclarar de donde emerge la inquietud.

Saludos cordiales

e.