Habitar la distancia
Heidegger
una vez, un hombre tomó una enorme caja de herramientas y se fue hacia el mar.
demoró sólo tres días. en cada pueblo por el que pasaba le preguntaban, Tú, hombre, a dónde vas con tamaña caja, Y él respondía, Son herramientas y voy al mar, Y qué hace un hombre con una caja de herramientas rumbo al mar, Voy a repararlo, voy a reparar al mar. Ante tal respuesta, los hombres de los pueblos se miraban cerraban la boca y regresaban, un tanto desconcertados, otro poco divertidos, a sus trabajos.
así, el hombre se echó a la mar. solo, con su caja de herramientas, el hombre buscó el centro del mar. los pescadores lo veían pasar desde sus lanchas, muy temprano. Estoy reparando el mar, Respondía el hombre descalzo sobre el mar cuando los pescadores, redes en la mano, preguntaban.
al cabo de seis días gente de los pueblos y gente pescadora se reunió en la playa, esperando el regreso del hombre que fue a reparar el mar. las tormentas seguían, barcos naufragaban, la pesca no mejoraba, Qué iría a reparar, pues, este hombre.
nueve soles pasaron para que él regresara, descalzo, con su enorme caja de herramientas, satisfecho, Qué has hecho, He reparado el mar, Pero cómo, si las tormentas continúan, los barcos naufragan y la pesca no mejora, cómo, tú, hombre, qué esfuerzo tan inútil, No, Respondió sin enojo, No fue inútil, la pesca sigue como era, los viejos troncos aún se hunden y las nubes de plomo nunca cesan, pero un hombre, al fin, ha habitado el mar, Concluyó, mientras su enorme caja se hundía en la arena.