Mina Loy / Rosario Loperena
Esta es una traducción y reescritura del Manifiesto Feminista de Mina Loy que sigue vigente 107 años después.
Traduje y continué las ideas para este momento tan parecido al de aquella época. Ella también atravesó una pandemia y la gestación del fascismo que dominaría el siglo.
Fechado en noviembre de 1914, primera publicación póstuma en 1982, Loy envió la única copia conocida, evidentemente en progreso aún, a su amiga Mabel Dodge Luhan, con una nota al margen:
este borrador es un comienzo, una aproximación hacia una absoluta resustantación de lo femenino—dame tu opinión— por supuesto que es fácil que pase por falaz—No hay verdad en ningún lado—.
Y en una carta subsecuente:
Por cierto— el fragmento de la diatriba feminista que te envié —¿te pareció plano?
Descubro que la destrucción de la virginidad —idea muy atrevida— ¿no crees?— ha sido sugerida por otras mujeres desde hace años—busca a Havelock Ellis (el sexologo británico).
Me siento bastante desperanzada de la devoción a la causa de las Mujeres —“los esclavos creerán que las cadenas son protectoras… pues son más eficientes para la cobardía”
El Manifiesto Feminista de Loy fue seguramente una bofetada para Marinetti y el notorio “desdén a la mujer” por parte de los futuristas. Quizás también fue una alternativa a las intervenciones de Valentina de Saint Point, concebida como una opositora a la causa de las mujeres, al feminismo, a la virtud y al deseo.
Para entender más sobre este contexto, les comparto este enlace.
Mina Loy sostuvo un romance con el futurista Giovanni Papini y a partir de esta experiencia escribió Songs to Joannes, una parodia al mito del amor romántico.
Años después fue pareja de Marinetti, con el que discrepa totalmente en su visión de la violencia, la guerra, la superioridad y la sangre y escribe el Manifiesto Feminista. (Ver también sus aforismos para el futuro).
Después se alejaría del futurismo por completo.
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El movimiento feminista como se encuentra instituido en el presente es INADECUADO.
Mujeres, si quieren realizarse a sí mismas —están en vísperas de una devastadora convulsión psicológica— se desenmascararán todas sus ilusiones por ser mimadas* —las mentiras de hace siglos tendrán que caer —¿están preparadas para el dolor?
No hay términos medios
—no será solo arañar la superficie del montón de basura de la tradición para traer una REFORMA— el único camino es su Absoluta Demolición.
Dejen de poner su confianza en legislaciones económicas, en cruzadas de vicio y en una educación de uniformes —están pasando por alto la Realidad.
Carreras comerciales y profesionales están abiertas para ustedes —¿Eso es todo lo que quieren?
Si ustedes desean honestamente encontrar su lugar sin prejuicios —sean Valientes y nieguen desde el principio ese disparatado y patético grito de guerra LA MUJER es igual Al Hombre—
Porque
¡No lo ES!
El hombre que vive su vida con actividades conforme al código social que es un protectorado del elemento femenino —ya no es Masculino. Las mujeres que adaptan a sí mismas la valoracion teórica de su sexo como Impersonalidad Relativa, no son todavía lo Femenino.
Dejen de buscar en los hombres lo que ustedes no son—busquen dentro de ustedes para encontrar lo que son.
Tal como están constituidas las condiciones en el presente —tienen la opción para elegir entre Parasitismo y Prostitución —o Negación.
Hombres y mujeres son enemigos con la enemistad del explotado por un parásito, el parásito de los explotados— en el presente están a merced de las ventajas de lo que cada uno pueda tomar de la dependencia sexual del otro.
El único punto en donde el interés de los géneros confluye es en el abrazo sexual.
El primer engaño que interesa demoler es la división de las mujeres en dos clases —la amante y la madre, toda mujer equilibrada y bien desarrollada sabe que esto no es cierto, la Naturaleza provee de las funciones completas —no hay limitantes— ni la mujer menos “evolucionada”* es indiferente en el sexo.
Esto resultará ser una limitante sobre la expansión del temperamento de la próxima generación femenina; la mujer que es una pobre amante será una madre incompetente —una mentalidad inferior— disfrutará de una aprehensión inadecuada de la Vida.*
Para obtener resultados tendrán que hacer sacrificios y el primero y el mayor sacrificio que tendrán que hacer es sobre su “virtud”.
El valor ficticio de la mujer identificado con su pureza física —es muy fácil de mantener— la vuelve letárgica en la adquisición de méritos intrínsecos de su carácter, por los cuales ella podría obtener un valor concreto como sujeto —por lo tanto, la primera ley autoimpuesta por el sexo femenino, como protección contra el espectro de virtud hecho por el hombre —que es su principal instrumento de sujeción, sería la incondicional y quirúrgica destrucción de la virginidad, en toda la población femenina durante la pubertad—.
El valor del hombre es juzgado enteramente de acuerdo con su utilidad o interés dentro de la comunidad, el valor de la mujer depende completamente de la posibilidad de su éxito o fracaso al manipular a un hombre para que tome la responsabilidad de ella —de por vida—.
Las ventajas del matrimonio son, por mucho, ridículas —comparadas a todos los demás oficios— bajo las condiciones modernas, una mujer puede aceptar apoyos ridículamente lujosos de un hombre (sin retorno de ninguna especie —incluso de descendencia) —como agradecimiento por su virginidad.
La mujer que no ha logrado derribar estos tratos ventajosos —tiene prohibida cualquier reacción subrepticia a los estímulos de la vida— y está por completo impedida para la maternidad.*
Cada mujer tiene derecho a la maternidad.
Cada mujer de “inteligencia superior”* debe darse cuenta de su responsabilidad con la especie, en la producción de niños en proporción adecuada a los miembros aptos o degenerados de su sexo—.
Cada niño de una mujer debería ser el resultado de un periodo definido del desarrollo psíquico en su vida —y sin necesidad de la continuación agotada de una alianza molesta— adaptada para la creación vital al comienzo, pero no necesariamente armoniosa o equilibrada para que las partes —sigan sus líneas de evolución individual—.
Por la armonía de la especie cada individuo debería ser la expresión de una fácil y amplia interpenetración de los temperamentos masculino y femenino —libre de tensiones
La mujer debe ser más responsable para los niños que el hombre.
La mujer debe destruir dentro de sí misma el deseo de ser amada—.
Ese sentimiento que es una ofensa personal cuando el hombre transfiere su atención a otra mujer.
Ese deseo por la cómoda protección en vez de una curiosidad inteligente y del coraje para conocer y resistir la presión de la vida sexual. El llamado amor debe ser reducido a su elemento inicial, honor, pena, orgullo y, en consecuencia, los celos deben ser separados de él.
La mujer para su felicidad debe conservar su engañosa fragilidad en apariencia, combinado con una voluntad indomable, coraje irreductible y abundante salud, resultado del buen sonido de los nervios.
Otra gran ilusión es que la mujer use toda su introspección y claridad de visión, su valentía inquebrantable para destruir —por el bien de su autoestima, la impureza del sexo.
La comprensión en resistencia a la superchería, no hay nada impuro en el sexo—excepto la actitud mental ante él —constituirá una incalculable y extendida regeneración social de lo que es posible imaginar para nuestra generación.
Mina Loy, 1914
***
El movimiento feminista como se encuentra instituido en el presente es INADECUADO.
El poder está haciendo una caricatura de nosotras, aprovechando cada uno de los gestos de insurrección para apedrearnos en lo simbólico y en lo real.
Queremos el amanecer feminista, pero entre nosotras estamos divididas por incomprensibles argumentos retrógrados como —lo biológico— si continuamos por ese rumbo del pensamiento poco tardará para que el racismo y la eugenesia de hace más de 100 años —nos regrese al punto de partida. A las grandes guerras, a las grandes pérdidas.
Los lazos instaurados hoy se reducen a la “libertad sexual” y al matrimonio.
La primera nunca acaba de ser libertad por completo, pues los prejuicios son un saco de piedras que hunde el ideal del desapego moral.
El segundo, resulta en esa alianza desequilibrada que se convierte en título de propiedad, licencia del engaño, de explotación, de vigilancia y regulación, limitando las capacidades y anhelos de sus miembros, en particular, de la mujer a la que se le exigen cualidades y “resultados” imposibles.
Para reinventar los lazos existentes es urgente la destrucción quirúrgica de la idea de la monogamia y el mandato de la heterosexualidad, esa tara moral que impide y castiga cualquier cuestionamiento a la forma de desear establecida desde edades muy tempranas.
También debemos destruir cualquier estereotipo, que es el empobrecimiento del imaginario.
Las nociones de hombre protector y mujer que necesita protección es caduca—
La mujer como la cuidadora, la dadora de alimento y vida y el hombre como el portador de la palabra y la verdad—necesitamos nuevos caminos de LENGUAJE.
No podemos hablar de libertad [sexual, ni de ningún tipo] si ignoramos la disidencia, el flaqueo, la intervención y la destrucción de aquellos patrones trazados por el poder. La disidencia. La diferencia. La SINGULARIDAD.
Tenemos acceso a carreras y trabajos en todos los niveles de la sociedad—
¿es todo lo que queremos? —¿no es la doble explotación, la paradoja del triunfo?
Nos hemos llenado de responsabilidades exclusivas de nuestro género.
¿Y qué pasa con las mujeres artistas? ¿Estamos preparadas para destruir todas las ilusiones de éxito dejando de reproducir el capital y el patriarcado en nuestro trabajo?, ¿cómo resolver el acertijo?
Tenemos espacios, SÍ, pero sin tener las condiciones propicias para ellos.
Los CICLOS: necesitamos espacios adecuados a los ciclos —de la vida— menstruación, maternidad, tránsitos —cuerpos con necesidades propias—.
La idea de que el cuerpo masculino es fijo e inmutable es falsa.
Nada vivo está fuera del orden de los ciclos.
Repensar la medida del tiempo, del trabajo y del ser sin ciclos contribuye a la represión y a las neurosis características de nuestra época.
Pensar en un cuerpo sin cambios que es el prototipo masculino de hoy es un error.
La mujer debe destruir dentro de sí misma el deseo de ser amada—.
Aprender a deshacer la vanidad que nos esclaviza a ser amadas.
Aprender y aprehender el éxtasis que no está atravesado por lazos caducos.
Debe buscar adentro aquella actividad emocional que la involucre a ella y a su alma. Practicar la soledad gozosa. Practicar la fugacidad del encuentro.
La belleza y resplandor de lo que no trasciende.
Lo masculino como elemento regulador y medida moral del universo debe ser abolido. Tampoco lo femenino debería querer reemplazar ese lugar.
Ni lo femenino ni lo masculino deberían buscar la desaparición de lo otro, sino tejer sus temperamentos interconectados y dar pie a nuevas identidades flexibles mutables y en perpetuo cuestionamiento. En movimiento. Ninguno debería buscar ser parámetro o piedra de toque. La REINVENCIÓN es indispensable para salir del circuito que vuelve a su afán por concentrar el poder.
Los hijos y el reino de lo doméstico debería ser tratado por los hombres como parte esencial de su desarrollo y no como un territorio delegado a la mujer o a quien recibe una paga por el reemplazo del cuidado.
El pensamiento de lo binario es anacrónico y autoritario.
La insurrección del cuerpo es para todos los cuerpos.
La mujer, como eje de su emancipación intelectual debe quitar del centro al hombre, ya sea como el amado, como el opresor o como la medida de su avance. La mujer debe ser el eje de sí misma. Su propio refugio, su propia madre, su propio asombro, su propia razón.
La comprensión en resistencia a la superchería —ninguna moral puede corregir, excluir, desechar cuerpos y argumentos, pues no hay nada impuro en el sexo.
Una vez que se descarte la culpa y la vergüenza, habrá más espacio para habitar.
Todes deberemos ser observadores y astutes, pues el mercado, que es la fuerza centrífuga más grande, ha hecho de la disidencia una mercancía, de la identidad un target, de la rebeldía una oferta.
La lógica de los cuerpos debería escapar a la administración de las grandes corporaciones que lucran con los intercambios más íntimos: nombrar el placer.
La mujer encontrará en sí misma su canto guía y talismán para desdoblarse en un prisma infinito.
Rosario Loperena, 2021
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Notas de traducción:
*el original dice “pet” ser tocada como un animal por un hombre.
*cuando Mina Loy habla de evolución o superioridad está ridiculizando los conceptos del manifiesto futurista.
*Los futuristas creían que el temperamento femenino era signo de inferioridad, de debilidad y cobardía. Mina Loy se burla de esta idea, llevándola al gozo sexual.
*El futurismo estaba a favor de regular la maternidad de las mujeres según sus capacidades, de ahí que Mina responsabiliza a los hombres que pueden hacerse cargo de ellos y reivindica el derecho de la mujeres a ser madres como ellas elijan.