
El 18 de febrero fue el aniversario del natalicio de Audre Lorde (1934-1992), poeta, ensayista, feminista y activista afroamericana a cuya obra ensayística me acerqué en la universidad. Autodefinida como: «negra, lesbiana, madre, guerrera, poeta», Lorde utilizó su voz para desafiar distintas estructuras de opresión: el racismo, el sexismo, el clasismo y la homofobia. Su escritura no solo fue un acto de creación literaria, sino también una forma de resistencia política, un llamado a la acción y una herramienta para la transformación social.
Para Lorde, el lenguaje no era un mero vehículo de expresión, sino un instrumento de poder y liberación. En su ensayo «La transformación del silencio en lenguaje y acción» (1977) reflexiona sobre la importancia de romper el silencio como un acto de supervivencia y resistencia, escribe: “Tu silencio no va a protegerte. Pero por cada palabra real dicha, por cada intento que hice alguna vez para decir aquellas verdades que todavía estoy buscando, he hecho contacto con otras mujeres”, frase que para muchas feministas se ha convertido en un mantra. En este ensayo, Lorde argumenta que el silencio es cómplice de la injusticia y que, al hablar, las personas marginadas pueden reclamar su agencia y desafiar las estructuras de poder que buscan silenciarlas. De igual modo, Lorde subraya la importancia de la comunidad y la solidaridad: «En la transformación del silencio en lenguaje y acción es vitalmente necesario para cada unx de nosotrxs establecer o examinar su función en esa transformación, y reconocer su rol como vital dentro de esa transformación». Aquí, Lorde aboga por la autoexpresión y también por la responsabilidad de usar la palabra para defender a quienes no han logrado usar su voz.

Lorde fue una de las primeras pensadoras en articular la importancia de la interseccionalidad, aunque no utilizara ese término específicamente. En «No hay jerarquía de las opresiones» (1983), Lorde argumenta que no se puede luchar contra una forma de opresión sin enfrentar todas las demás: «No soy libre mientras alguna mujer no lo sea, incluso si sus grilletes son muy diferentes a los míos». Esta idea es fundamental en su obra, ya que Audre Lorde rechaza la fragmentación de las luchas sociales y aboga por una solidaridad que reconozca las múltiples identidades y experiencias de las personas.
En «Las herramientas del amo nunca desmontarán la casa del amo» (1984) critica las estructuras de poder que perpetúan la opresión y advierte sobre el peligro de usar las mismas herramientas que el sistema opresor para combatirlo, señala que las mujeres, especialmente las mujeres negras, no pueden depender de las estructuras patriarcales y racistas para lograr su liberación: “El fracaso de las feministas académicas al no reconocer la diferencia como una fuerza crucial es el
fracaso de no llegar más allá de la primera lección patriarcal. En nuestro mundo, divide y conquistarás debe convertirse en define y te apoderarás”. Lorde propone la creación de nuevas formas de resistencia que surjan desde las experiencias y perspectivas de las personas marginadas: “Les pido a todas las que están aquí que busquen en ese lugar del conocimiento en sí mismas y que toquen el terror y el odio de cualquier diferencia que vive ahí”.

Como «negra, lesbiana, madre, guerrera, poeta», en su ensayo «Usos de lo erótico: lo erótico como poder» (1978), Lorde redefine este concepto como una fuente de energía y empoderamiento, nos dice que lo erótico no se limita a lo sexual, sino que es una fuerza vital que conecta a las personas con su capacidad de sentir placer, alegría y autodeterminación: “lo erótico ofrece un pozo de fuerza para la mujer que no teme su revelación”. Al reclamar lo erótico como una forma de poder, Lorde es una de las primeras mujeres afro en desafiar las normas patriarcales que buscan controlar y reprimir los cuerpos y deseos de las mujeres, especialmente de las mujeres negras.
«La poesía no es un lujo» (1977) es un ensayo que en lo personal me gusta, en él Audre Lorde defiende la poesía como una herramienta esencial para la supervivencia y la transformación social; nos dice que la poesía no es un simple ejercicio estético, sino una forma de conocimiento profundo que permite a las mujeres —en especial a las marginadas— conectarse con sus emociones y experiencias más íntimas: » La poesía es el instrumento mediante el que nombramos lo que no tiene nombre para convertirlo en objeto del pensamiento». Así, a través de la poesía las mujeres pueden articular sus verdades más profundas y, al hacerlo, crear un espacio para la liberación y el cambio. Para Lorde, la poesía es un acto de resistencia que desafía las estructuras opresivas al dar voz a lo que ha sido silenciado.

Lorde también subraya que la poesía es una fuente de poder y creatividad: “Para las mujeres, la poesía no es un lujo. Es una necesidad vital. Ella define la calidad de la luz bajo la cual formulamos nuestras esperanzas y sueños de supervivencia y cambio, que se plasman primero en palabras, después en ideas y, por fin, en una acción más tangible”. En este sentido, la poesía no es un privilegio, sino un recurso fundamental para la supervivencia emocional y espiritual. Lorde ve en la poesía un medio para transformar el dolor en fuerza, el silencio en lenguaje y la opresión en resistencia.
Audre Lorde dejó un gran legado en la literatura y el activismo, su obra infinita sigue siendo una fuente de inspiración para quienes luchamos contra la injusticia y buscamos construir un mundo más equitativo. Mediante sus ensayos, esta autora nos recuerda que la palabra es un arma poderosa, capaz de transformar el silencio en acción y de desafiar las estructuras de poder del heteropatriarcado.
Para leer algunos ensayos e Audre Lorde: https://monoskop.org/images/e/ed/Lorde_Audre_Lo_erotico_como_poder_y_otros_ensayos_2016.pdf