Intro

Desde siempre he comprado libretas para llenarlas con mil cosas. Las que no están aún vacías, se encuentran con anotaciones y garabatos de procedencia diversa: impresiones, dibujos a ciegas, etiquetas, envolturas de panqué engrapadas o aforismos. Sobre estos últimos, Maurice Blanchot en el libro La parte del fuego, ha dicho que son una “Alianza de un lenguaje durable con una suma extrema de cosas oídas, vividas, poseídas instantáneamente; lentitud de un ritmo plano y de una sintaxis estable que transmite los momentos más específicos, los contactos más variados, el mayor número de presencias y una infinitud simultánea de impresiones sucesivas, emblema de la totalidad de las metamorfosis”. Esto de acá no es eso. Lo que es, es más modesto y motivado por cosas del devenir diario en la ciudad, por su porvenir mundano. No pretende, de ningún modo, ser una guía moral para que en efecto se haga o no se haga nada de lo que acá se dice. La idea es más bien abrir un abanico de temas, y darle un formato casi aforístico con una tendencia lo más punki posible.

1.- No pensar que todo está ganado solo porque votamos (o porque no lo hicimos)

Ayer 3 de junio vimos la nuestra. La nuestra y la de quienes no comparten el destino desde un “nosotros” con la suerte “nuestra”. Acá no me voy a pronunciar, pero debo decir que vengo de la izquierda y que detesto a los fachos. Y aunque la mía haya sido una formación en las aulas de maestros recalcitrantemente marxistas, soy partidario de la heterotropía, que está basada en la idea de que todo sistema es arbitrario, por lo que cada caso debe ser revisado en sus íntimas posibilidades combinatorias, antes que aplicarle un cartabón reglamentario para que se comporte como alguien, con los mil errores provocados por la existencia, desea que lo haga. Para mí, una nación es una bella y contradictoria ficción, hecha de interpretaciones sobre aquello que unos dicen que aconteció, ante otros que sostienen algo diferente (otros y otros y otros). Por ello, yo diría que quienes vamos a celebrar lo que sea, tengamos claro que con la espectacularización de la política bailamos al son que alguien más nos toca. Mejor la acción. Mejor comprometernos de verdad con el delirio regulado: sacar sabiduría de lo que aparentemente no la tiene. Renunciar al trabajo en el Oxxo, por ejemplo, es un buen comienzo. O, si se necesita seguir trabajando en uno, robar Sabritones y regalarlos en las calles. Alimentar a las ratas buenas, e intentar evadir a las culebras (a las ratas-culebras).

2.- Romper una banqueta y plantar un árbol (el día del medio ambiente que se celebra el 5 de junio no tendría sentido sin algo de acción)

Suena a refrán de vida de la maestra de las secun, pero es que el maldito calor, el cemento y los dolores de cabeza. No pidamos permiso, porque pues podemos y queremos y somos las reinas frondosas de esta tierra que arde. Este planeta comienza a dar señales funestas. Y quizá si el acto de plantar un árbol no es necesariamente funcional, es poético y, en efecto, dador de vida a… un árbol. Esto, de hecho, comenzó en TikTok como trend, y dio frutos. Y mal haríamos en criticarlo solo porque los más jóvenes lo están ejecutando. A mí me parece muy bien, y con aportar más información para que eso no se quede en un acto superficial, y sume más voluntades para el entendimiento y la toma de conciencia política, la cosa irá a mejor. ¿Que queremos hacerlo legal? Pues en la delegación Venustiano Carranza de la CDMX agilizan —según— el trámite: https://www.vcarranza.cdmx.gob.mx/vudco2.html. Y hay guías por ahí para hacerlo bien. Acá una página de FB que dice cómo: https://www.facebook.com/reforestacionextrema

3.- Intentemos entender a los viejos padres varones pauperizados, pero no celebremos al patriarcado

El Día del Padre, que este 2024 se celebra en México el 21 de junio, siempre me hace recordar a esa caricatura de la Merrie Melodies en la que un bruto, gigante y en pañal nene oso maltrata a un malhumorado papaíto, mientras canta la canción de “Hay que amar al padre, hay que tratarlo bien…” [los tres osos – el dia del padre (youtube.com)] Kafka, quizá, al ver semejante representación se habría doblado de la risa —o del llanto—: “Padre, por favor, entiéndeme, […] tú, un ser para mí tan absolutamente determinante, no acatabas los mandamientos que me imponías a mí. Por ello el mundo quedó dividido para mí en tres partes: una en la que yo, el esclavo, vivía bajo unas leyes que sólo habían sido inventadas para mí y que, además, sin saber por qué, nunca podía cumplir del todo; después, otro mundo que estaba a infinita distancia del mío, un mundo en el que vivías tú, ocupado en gobernar, en impartir órdenes y en irritarte por su incumplimiento, y finalmente un tercer mundo en el que vivía feliz el resto de la gente, sin ordenar ni obedecer.” Si celebras a tu padre, no le des coba a sus expresiones sexistas ni a él ni a los amigos que por la mañana se burlan de las mujeres, y por la tarde, ya borrachos, lloran amargamente sin entender por qué la novia los ha mandado a freír churros.

4.- Ir a Jazzorca en lugar de ir a ver a Bumbury

Bumbury se presenta en el autódromo de la CDMX un día de junio, pero no po favó, a semejante pedante pretencioso y fusilero no le prestes un gramo de atención (ni de ninguna otra cosa). Sé que de seguro no lo harás, si me estás leyendo, pero lo digo por si las moscas. Mejor ve a escuchar buen free jazz. ¡Ufff!: es una joya. Hay que checar lo que hay en Jazzorca, un lugar que está en Municipio libre #37, col. Portales en CDMX, y que lleva casi treinta años resistiendo como puede y debe. Su dueño y administrador, German Bringas, toca con amigos, y cada cosa que ahí sucede es una sorpresa saxofónica multiinstrumental y gutural que te deja mudo, pero con ganas de acompañarles con un par de gritos. Según su página de FB [Jazzorca | Facebook ], los músicos que han interpretado sus piezas ahí, además del propio Bringas y su ensamble, son Zeropoint, Ernesto Andriano, Alain Cano, Gibrán Andrade, Iván Bringas, Carlos Alegre, Arturo Báez, Marcos Miranda, Remi Álvarez, e Itzam Cano. Otros músicos no mexicanos que han estado en su escenario son Marco Eneidi, Daniel Jodocy, Feike de Jong, Fabio Pellegrini, Robert Misha Marcas, Jasmine Lovell-Smith, Peeter Uuskyla, Frode Gjerstad, Alfonso Don Malfón, Michael Schulz, Martin Alto de Albor, Elliott Levin, Phillip Lauzier, Gabriel Lauber, y Darrell Zimmerman.

5.- Bailemos sin reglas, olvidemos quién nos ve (Nueva Red de Bailadores)

En la pandemia fue una de mis esperanzas. Nos juntábamos en línea para bailar en casa, a través de Zoom. Suena dramático, si no conoces lo anterior. Porque antes nos juntábamos en casas distintas que alguien amablemente disponía para que la gente llegara a eso: bailar frenéticamente por el mero gusto de hacerlo. Y, no siendo para nada moralista acerca de lo que debe o no hacerse para pasársela bien, en ese contexto entendía la lógica de sus reglas: no drogas ni alcohol, para concentrarse en el mero éxtasis del cuerpo liberado y moverse y ponerse con solo eso. Luego, también, sin acoso ni competencia, ni parejitas capitalizando la atención. Solo el mero movimiento gratuito, mientras los dj se daban gusto. Alegría abierta y sin sofisticación. La tribu efímera se hacía por concomitancia, por velocidades afines. Por ahí alguien sacaba una lámpara, y alguien más un poco de fuego o manteles para hacer malabares. Luego en la pandemia, mantuvieron su espíritu y aunque era raro vernos moviendo los huesos en nuestras salas o cocinas, no estaba mal como alegato para ahuyentar a la muerte. Ahora han salido de nuevo. Acá su página en IG, donde comparten sus eventos próximos: Nueva Red de Bailadores (@nuevareddebailadores) • Fotos y videos de Instagram