Príncipe azul
(presente)
gracias por,
arruinarme
la vida.
*
*
Príncipe azul
(presente)
Te pienso a cada instante.
Gracias por
no
dejarme
ser.
*
*
Príncipe azul
(presente)
Te pienso a cada instante.
Gracias por complicarme,
la vida.
Para ti, unos poemas.
Un abrazo
desde el DF
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Príncipe “azul” o príncipe a secas, siendo el 12 de octubre del año 2013, día de la Raza, unos kilómetros al sur del Trópico de Cáncer, que atraviesa Matehuala, San Luis Potosí (población apenas, 9 hombres, 10 mujeres) en un tercer piso de un edificio viejo, con patio central, pocas plantas, cucarachas, un poco de sol que entra por la ventana, temperatura 21ºC, sábado, Ciudad de México, al cierre de una inclemente temporada de lluvia, la elaboración de notas sobre un ente llamado “Príncipe Azul” una forma aristocrática estéril, nada americana, una “idea” que ha arrasado, y arrasa peor que todo, o casi, nunca es bueno exagerar, mi príncipe.
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Príncipe azul
(presente)
Te pienso.
Gracias por
arruinarme.
Para ti, estos poemas
*
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Príncipe azul
(yo, de nuevo)
Te pienso.
Gracias por
la ruina.
Para ti,
esto.
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No recuerdo una sola película de príncipes y princesas en la que aparezca un volcán. Sería probable que en el segundo acto el volcán hiciera erupción y devorara al reino entero, sin tiempo para el beso restaurador, la salvación. Luego, el volcán sepultaría a todos bajo lava. Nadie se salvaría, ni la princesa ni el príncipe cuyo amor se ahogaría en ácido sulfhídrico.Quedarían petrificados, cristalizados. 10,000 años después serán encontrados por una nueva civilización que nada sepa ya de esos temas y piense que son solo rocas porosas o aquellos fugitivos que trataban de huir del azufre y los vapores del volcán —como decía Plinio— o que fueron ahogados, quemados por las altas temperaturas de ese volcán, eso, si estuvieran enamorados, en alguna película de príncipes y princesas, y si no fuera claro, una película de Hollywood, ya que ahí, todo, todo puede pasar.
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*
Príncipe azul
Te pienso.
Te deseo.
querido tú
Ven:
Quando giungon davanti a la ruina,
quivi le strida, il compianto, il lamento;
bestemmian quivi la virtù divina.
Sí,
te espero
Julieta
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* Gracias a la autorización de Matadero reproducimos un fragmento de Happy Endings.