El conflicto de Nagorno Karabagh es uno de los más sangrientos conflictos étnicos en la era post-soviética…
―Kamer Kasim
El 15 de febrero de 2020, durante la Conferencia de Seguridad llevada a cabo en Múnich, se registró un debate público entre el presidente Ilham Aliyev de Azerbaiyán y Nikol Pashinyan, Primer Ministro de Armenia. Este encuentro, que pasó totalmente desapercibido para los medios de comunicación y la academia de América Latina, mostró a dos líderes más preocupados en obtener puntos entre sus respectivas audiencias en casa al repetir reclamos históricos que en proponer soluciones concretas y factibles al conflicto que enfrenta a ambos países desde hace más de 28 años.
En el corazón de la confrontación armenio-azerbaiyana está el tema de Nagorno Karabagh un territorio de 4,400 km2 y con una población actual de 144,500 habitantes, la ocupación militar armenia de territorio azerbaiyano y el desplazamiento de cientos de miles de personas.
En este conflicto me parecen especialmente centrales las narrativas históricas politizadas que tanto Armenia como Azerbaiyán han producido, repetido y fijado en la conciencia colectica de sus ciudadanos y que exportan al mundo por medio de sus embajadas, centros culturales y publicaciones en inglés, francés, alemán, español, etcétera.
Por lo anterior me parece necesario ofrecer un contexto histórico y político sobre el Cáucaso en general y el conflicto de Nagorno Karabagh en particular para poder comprender de mejor manera esta tensión política, diplomática y militar.
La producción académica seria e independiente sobre el Cáucaso y sus conflictos es prácticamente inexistente en América Latina y lo poco que se publica resulta sesgado por posturas políticas e ideológicas o por financiamiento de alguna de las partes en conflicto. En Estados Unidos y Europa se ha investigado y publicado sobre la región de manera consistente principalmente desde el inicio del siglo XXI, ejemplo de lo anterior son las obras de Thomas de Waal Black Garden de 2003 y The Caucasus, an Introduction del 2010[i] que son referencias básicas para aquellos interesados en esta apasionante región.
El profesor de Waal sostiene que el Cáucaso del sur, compuesto por las modernas repúblicas de Azerbaiyán, Armenia y Georgia, históricamente ha sido un puente entre Europa y Asia, Rusia y Medio Oriente, el islam y el Cristianismo, el Mar Negro y el Caspio lo que la hace “una zona sísmica geopolítica”.
En el nivel geográfico se puede entender esta zona entre Ciscaucasia (el norte del Cáucaso) compuesta por Chechenia, Osetia, Daguestán, Ingusetia, Kabardino Balkaria, Cherkesia, Circasia, Calmuca, Karachi, Nogai y Adigueya y lo que los rusos denominan Transcaucasia (el sur del Cáucaso) formada por Georgia, Armenia, Azerbaiyán, Abjasia y Adjaria. Es una zona de alta densidad étnica, lingüística y religiosa en la que coexisten 20 etnias diferenciadas y más de 70 lenguas y dialectos, además de otros mestizajes y otros pueblos pequeños que otorgan al Cáucaso su particularidad regional ante sus vecinos con pasado imperial que han tendido a la homogeneización.
Entre las etnias del Cáucaso destacan aquellas denominadas “indígenas” como georgianos, adygués, abjasios, chechenos, ingusetios, circasianos, ubyjs, bats, lezguis, avaros, andilaks, darwas, archis, aghuls, tsahurs, lazs, Megrelios, Svans, Ghodoberis, Abazos, Mesjets y Tats; las “eslavas” como Rusos y Ucranianos; las “iranianas” como osetios, armenios, kurdos, kurmandys, domaris y talysh; “altaicos” como calmucos, azerbayanos, daghestanos, kumykos, karachis, kabardos, cherkeses, balkares, nogais, turcos y persas, así como alemanes, griegos, búlgaros y judíos.
En relación con las religiones del Cáucaso hay que mencionar que el cristianismo llegó a la región cuando en el año 301 la nación armenia se convirtió al cristianismo y en el 332 la nación georgiana también se adhirió a la doctrina cristiana. El islam arribaría a la región de la mano de los invasores árabes alrededor del año 639 y durante el siglo X tribus turcas Oghuz se asentarían el territorio del actual Azerbaiyán. A lo anterior se suma una presencia judía milenaria y creencias politeístas locales en franca disminución.
Menciono lo anterior pues si bien el conflicto de Nagorno Karabagh atrae la atención en estos días, hay otras tensiones y dinámicas del Cáucaso del sur que vale la pena señalar como la postura rusa al acercamiento entre Azerbaiyán y Turquía; las relaciones ruso-georgianas condicionadas por la guerra del 2008 y la subsiguiente invasión rusa en Abjasia y Osetia del Sur; Armenia y su dependencia en relación con Rusia; los procesos de democratización, liberalización económica y el acercamiento a la Unión Europea así como la situación de las minorías étnicas y religiosas en cada uno de los Estados del Cáucaso del sur.
Breve cronología del conflicto de Nagorno Karabagh
“Las raíces del conflicto yacen en los reclamos y reivindicaciones históricas”
La narrativa armenia sostiene que la región de Nagorno Karabagh fue parte del Reino Armenio en el siglo IV. Esta narrativa se ve confrontada por el hecho histórico de que Karabagh fue parte de diferentes reinos (albanos caucásicos, árabes, mongoles, turcos y persas) y la existencia de kanatos en el Cáucaso hasta la invasión rusa.
Rusia obtuvo control de la región de Karabagh después de la guerra ruso-persa de 1812-1813 y el Tratado de Gulistan. El poder ruso en la región se consolidaría como resultado de la segunda guerra ruso-persa de 1828 y la firma del polémico Tratado de Turkmencay. A partir de ese momento la inmigración armenia sería fomentada y apoyada por una Rusia que implementaría deportaciones de población musulmana del Cáucaso, lo que resultó en un incremento de la población armenia de la zona.
La guerra turco-rusa de 1877-1878 aceleró este proceso de “armenización” que provocó un cambio demográfico importante, pues de representar 8.4% de la población de Karabagh en 1823, los armenios eran 34.8% para 1832, mientras que la población musulmana se redujo de 91% en 1823 a 64.8% en 1832.
En este sentido, Suzane Goldenberg en Pride of Small Nations, the Caucasus and Post-Soviet Disorder sostiene que para finales del siglo XIX los armenios llegaban a 53.3%, y los musulmanes a 45.3%. Pocos años después, en 1905, se registraron violentos enfrentamientos entre armenios y azeríes en los cuales destacaría el grupo armenio Dashnaksutyun (Federación Revolucionaria Armenia). Estos eventos trágicos marcarían la conciencia colectiva de armenios y azerbaiyanos hasta nuestros días.
En el periodo posterior a la Revolución rusa (1917) Azerbaiyán, Georgia y Armenia disfrutaron de un breve periodo independiente que terminaría con el avance del Ejército Rojo en el Cáucaso y que pondría a la región de Nagorno Karabagh bajo jurisdicción de Azerbaiyán el 5 de julio de 1921.
Los armenios objetaron constantemente la decisión de que Karabagh formara parte de la República Soviética Socialista de Azerbaiyán y demandó su incorporación a la República Soviética Socialista de Armenia. Hubo manifestaciones de rechazo a la decisión de 1921, un ejemplo de esto fue en 1964 cuando 2,500 armenios firmaron una petición a Moscú exigiendo que Karabagh fuera puesta bajo control armenio.
De esta forma se comprueba que el tema de Nagorno Karabagh ocupaba la atención de armenios y azerbaiyanos mucho tiempo antes de la implosión de la Unión Soviética y que la violencia inter étnica precede y condiciona las relaciones entre las repúblicas independientes de Azerbaiyán y Armenia.
Algunos especialistas llegan a decir que el fin de la Unión Soviética inició en una pequeña provincia del Cáucaso del sur el 20 de febrero de 1988. Ese día el soviet regional de Stepanakert, la capital de la Región Autónoma de Nagorno Karabagh, votó a favor de que la región se transfiriera del Azerbaiyán soviético a la Armenia soviética.
Resulte correcto o exagerado afirmar que esa decisión provocó el inicio del fin del proyecto soviético, lo cierto es que para 1992, con la disolución de la Unión Soviética, el tema de Nagorno Karabagh pasó a ser un conflicto entre dos Estados independientes y por lo tanto un tema internacional que obligaba a los demás países a posicionarse en este tema.
Entre octubre y noviembre de 1987 se registraron violentos enfrentamientos interétnicos entre armenios y azerbaiyanos y para el 20 de febrero la crisis en Nagorno Karabagh iniciaba con manifestaciones masivas y violencia antiarmenia en la ciudad de Sumgait.
La situación empeoró durante los meses siguientes y en noviembre del mismo año se registraron huidas de armenios de Azerbaiyán y de azerbaiyanos de Armenia. Como si la crisis política no fuera suficiente, el 7 de diciembre de 1988 un terremoto de magnitud 7.2 dejó 50 mil muertos en Spitak, Armenia.
Mientras la crisis entre armenios y azerbaiyanos se agudizaba, en la Georgia soviética Abjasia y Osetia del Sur pedían su separación y tropas soviéticas irrumpían violentamente el 9 de abril de 1989 en Tbilisi, la capital georgiana, dejando 19 muertos.[ii]
Los años 1990 y 1991 fueron testigos de pogromos antiarmenios en Bakú, la entrada de tropas soviéticas en la misma ciudad, el asesinato de manifestantes azerbaiyanos y la exacerbación de los nacionalismos armenio, azerbaiyano y georgiano, mientras que en Moscú se registraba un frustrado golpe de Estado entre el 19 y 21 de agosto contra el gobierno de Gorbachev. En septiembre de 1991, Ayaz Mutalibov se convertía en el primer presidente de Azerbaiyán y en octubre Levon Ter-Petrosian fue electro primer presidente de Armenia.
Lo anterior compuso el marco histórico que dio paso, después del fin de la URSS el 31 diciembre de 1991, a la independencia de facto de los tres países del Cáucaso del sur y dio un nuevo giro a los conflictos internos que ahora adquirían un cariz internacional. Conflictos para los cuales Occidente se mostró confuso e incapaz de comprenderlos.
Durante todo 1992 se registraron eventos que condicionarían a futuro las relaciones no solo entre las repúblicas de Armenia y Azerbaiyán sino la región del Cáucaso y su posición internacional. Entre enero y mayo tropas azerbayanas pusieron sitio a Stepanakert, capital de Karabagh mientras el 25 y 26 de febrero los armenios capturaban, con ayuda de militares rusos, la villa azerbayana de Khojali dejando cientos de muertos[iii]. En Azerbaiyán las presiones internas se acumularon y provocaron la renuncia del presidente Mutalibov. La crisis fue aprovechada por los armenios de Karabagh que en mayo capturaron a los pueblos azerbaiyanos de Shusha y Lachin.
La ofensiva armenia continuó en 1993 con la captura de la región azerbayana de Kelbajar. En este punto, Turquía, aliada de Azerbaiyán, decidió cerrar su frontera con Armenia, lo que no impidió que entre junio y octubre fuerzas armenias conquistaran Nagorno Karabakh y los pueblos azerbayanos de Aghdam, Fizuli, Jebrail, Kubatly y Zangelan.
En Azerbaiyán la llegada al poder de Heydar Aliyev el 3 de octubre de 1993 significaría el inicio de un periodo de estabilización, internacionalización del país. El 12 de mayo se firmaría un acuerdo de cese al fuego en Nagorno Karabagh cerrando así un periodo en el cual Armenia, si bien vencedora militarmente, se vería gradualmente aislada y separada de las dinámicas regionales generadas por un Azerbaiyán que el 20 de septiembre de 1994 lograba el llamado “Contrato del siglo” sobre sus campos petroleros e impulsaría económica y comercialmente al país.
Podríamos concluir en este punto que el fin de la URSS y de la Guerra Fría dieron pie a numerosos conflictos regionales. El de Nagorno Karabagh mutó de disputa doméstica dentro de la URSS antes de 1991 a un enfrentamiento entre dos Estados independientes que ha dejado más de 25 mil muertos, un millón de personas desplazadas y la ocupación ilegal de 20% del territorio de la República de Azerbaiyán.
Si bien oficialmente se mantiene un cese al fuego desde 1994 (lo que ha llevado a algunos a hablar de un “conflicto congelado”), hay enfrentamientos menores de manera constante y una atención mediática y política permanente. En este sentido, puedo atestiguar que durante el tiempo que estuve en Azerbaiyán en el verano del 2014 haciendo una investigación sobre minorías religiosas, no hubo un solo día en que los medios de comunicación, las personas que entrevistaba y en las universidades que visitaba no se hablara del tema Nagorno Karabagh y cómo los había afectado personalmente.
El tema Nagorno Karabagh tiene implicaciones para la política exterior e interna tanto de Armenia como de Azerbaiyán y ha estado influido y afectado por actores regionales como Rusia, Turquía e Irán y por actores no regionales como Estados Unidos y la Unión Europea. Para Armenia el conflicto y la ocupación territorial afectan la estabilidad política doméstica; la militarización que conlleva impacta en el desarrollo económico nacional y la inestabilidad en la región impide que el país explote e implemente de manera efectiva sus proyectos económicos, y la incapacidad de establecer relaciones armoniosas con los países vecinos (Azerbaiyán y Turquía) ha llevado al incremento de la dependencia hacia Rusia, lo que provoca inconformidad social entre las nuevas generaciones de armenios para la cual el tema de Nagorno Karabagh ha servido al gobierno como pretexto para justificar el atraso en el proceso de democratización y liberalización económica del país.
Por su parte Azerbaiyán pierde paulatinamente fe en resolver el conflicto por medio de la negociación y recurre a la amenaza de utilizar fuerza militar, lo que crea un ciclo militar en el cual la NO resolución del conflicto crea miedo a la intervención militar y así la “necesidad” de gastar más en equipo militar lo que aumenta la militarización del conflicto y resulta en un alejamiento y enfriamiento en negociaciones lo que nos remite de nuevo a la NO resolución del conflicto.
Los actores regionales y no regionales se han involucrado de formas diferentes. Rusia se ha beneficiado del conflicto, pues mantiene presencia militar en el Cáucaso sur y evita la integración efectiva de Azerbaiyán en Occidente.
Turquía intenta evitar la ocupación de territorio de su socio más importante en el Cáucaso (Azerbaiyán) y la paulatina “Legalización de la ocupación”. Irán busca ser un actor activo en las negociaciones pero su aislamiento internacional lo impide.
El actor no regional más distante, Estados Unidos, ve limitada su capacidad de incidir en el conflicto por la influencia de la diáspora armenia en su país. Ejemplo de lo anterior fue la decisión de El Congreso de evitar que la administración nacional de proveer de ayuda a Azerbaiyán (Freedom Support Act Section 907)
El debate del 15 de febrero entre Aliyev y Pashinyan estuvo dominado por referencias a una historia común, pero que es interpretada y reproducida de manera diametralmente diferente y que ha servido para consolidar el poder local y no para avanzar hacia una solución pacífica del conflicto y dejó sentimientos encontrados entre los analistas y especialistas, pues mientras algunos aplaudieron el encuentro e intercambio de ideas y acusaciones, otros consideran que es contra productivo este tipo de debates entre los líderes de dos países que aún no saben cómo lidiar con el pasado.
Lo que es innegable es que el Cáucaso del sur no llegará a consolidarse como una región integrada, clave en el comercio y tránsito de Asia Central hacia Europa y el resto del mundo mientras las rencillas y conflictos territoriales no encuentren propuestas reales, pragmáticas y justas para todos los involucrados.
[i] Hay otra obra de Thomas de Waal a la que merece hacer una referencia, “Great Catastrophe. Armenians and Turks in the Shadow of Genocide”
[ii] El tema de Georgia y sus regiones separatistas así como la guerra ruso-georgiana de 2008 las trataré en un artículo posterior.
[iii] Para Azerbaiyán y algunos países este hecho fue un genocidio. Consultar https://justiceforkhojaly.org/