La historia del Cáucaso está marcada por disputas territoriales y fronterizas, masacres y expulsiones masivas así como por la presencia imperialista y colonialista rusa, otomana y persa cuyas políticas e invasiones han modificado la demografía de la zona y dejado como herencia complejos conflictos nacionales, interétnicos y fronterizos para los países de la zona.
Conflictos como el de Abjasia y Osetia del Sur en Georgia así como la prolongada lucha entre Armenia y Azerbaiyán sobre Nagorno Karabaj sin olvidar el caso de Chechenia y Daguestán han ocupado la atención mediática, política y académica en Occidente. A estos conflictos territoriales “grandes” habría que sumar en el análisis otras disputas “menores” como lo es el caso del complejo religioso denominado David (Davit) Gareja que tiene su origen en los ajustes territoriales dictados por Stalin y que incluso en el siglo XXI enfrenta a Bakú con Tbilisi.
La leyenda indica que San David Garejeli, uno de los trece misioneros cristianos que llegaron al territorio de la actual Georgia a diseminar la doctrina cristiana, fundó el monasterio que hoy lleva su nombre en una zona ubicada a unos 25 kilómetros de Tbilisi. El complejo religioso de David Gareja está compuesto por una veintena de monasterios medievales con varios miles de celdas para monjes dedicados al estudio y catequización de la población.
Incrustado en la falda de una montaña el complejo David Gareja incluye una red de monasterios e iglesias y representa un área de importancia religiosa y nacional para la iglesia ortodoxa georgiana así como una atracción turística cuyas visitas, observadas por celosos guardias azerbaiyanos apostados en la zona, se ven facilitadas por las relaciones cordiales de dos Estados que, sorprendentemente, aún no delimitan oficialmente sus fronteras que se extienden por más de 500 kilómetros.
Un detalle importante es que si bien el territorio de la actual Georgia a lo largo de la historia ha sido invadido y ocupado por potencias extranjeras en varias ocasiones la narrativa nacional indica que el complejo David Gareja siempre formó parte de las fronteras georgiana hasta que Stalin decidió modificar la delimitación entre Georgia y Azerbaiyán lo que dejó una parte del complejo religioso bajo jurisdicción de la República Soviética de Azerbaiyán.
La decisión de Stalin de ubicar una parte del complejo religioso David Gareja bajo control azerbaiyano resulta polémica e incluso contradictoria con la política rusa hacia el Cáucaso que ha estado marcada por un favoritismo hacia los pueblos y naciones cristianos en detrimento de las naciones y pueblos musulmanes que tiene sus orígenes en el inicio del siglo XVIII cuando los rusos penetraron el Cáucaso del norte al cruzar el río Terek y entraron en contacto por primera vez con los pueblos checheno, ingusetio, lezgin, abjaso y osetio para posteriormente acceder al Cáucaso del sur en donde encontraron reinados georgianos y armenios cristianos y pequeños kanatos túrquicos musulmanes dominados por el Imperio Otomano y el Imperio Persa que los cuales constantemente se enfrentaban militarmente en la zona a expensas de las naciones locales.
Durante el periodo soviético se establecieron puestos y campos de entrenamiento militares en la zona y sería en 1991, cuando Georgia saldría del control soviético y avanzaría a la independencia cuando los líderes georgianos volvieron a prestar atención al complejo religioso y llegó a ofrecer a Azerbaiyán un intercambio de territorio pero las negociaciones no llegaron a buen puerto y la parte de David Gareja continuó bajo el control azerbaiyano aunque se aceptó, de manera extraoficial, que turistas así como visitantes georgianos accedieran fácilmente al complejo.
Sin una solución final y oficial el tema de David Gareja se vuelve constantemente centro de debates y si bien esta disputa fronteriza entre Azerbaiyán y Georgia es de mucho menor escala que los conflictos ya mencionados de Abjasia, Osetia y Nagorno Karabaj ha tenido momentos ríspidos que han lesionado las relaciones bilaterales entre ambos países que buscan posicionarse en el escenario internacional y escapar gradualmente de la influencie rusa que ha sido un factor determinante del derrotero del Cáucaso desde que Pedro el Grande iniciara el proyecto imperial ruso sobre la región en 1722 y que inauguraría un largo periodo de conflicto interétnicos que, hasta nuestros días, esperan encontrar una solución justa y armoniosa para todos los involucrados.
En marzo del 2019 la Presidenta de Georgia, Salome Zourabichvili hizo una visita de Estado a Azerbaiyán durante la cual mencionó el tema de la disputa fronteriza entre ambos países, lo que resultó molesto para la élite política azerbaiyana. Un mes después, el 20 de abril, la misma Zourabichvili visitó el Monasterio David Gareja en donde dio una conferencia de prensa en la que insistió en la necesidad de encontrar una solución justa al tema llamando a Azerbaiyán a avanzar en la delimitación oficial fronteriza en la cual el complejo religioso quedara completamente bajo control georgiano.
Durante la Pascua de 2019 se generó un conflicto bilateral cuando los guardias fronterizos de Azerbaiyán en la zona impidieron el acceso a parte del complejo religioso, especialmente al monasterio de Udabno, a monjes georgianos así como a visitantes y guías turísticos acreditados
El detalle es que el monasterio de Udabno se ubica en la parte del complejo que está dentro de territorio azerbaiyano, por lo que Bakú argumentó que tenía el derecho a impedir el acceso a dicho monasterio. Se generó un debate en redes sociales entre georgianos y azerbaiyanos, no hay que olvidar que alrededor de 300,000 azerbaiyanos viven en Georgia, ubicados principalmente en la región de Kvemo Kartli y enfrentan dificultades económicas así como un aislamiento social importante.
Además de los debates en redes sociales, algunos guías turísticos se manifestaron enfrente de la Embajada de Azerbaiyan en Tbilisi bajo el slogan “David Gareja es de Georgia”
La presión obligó a una reunión de los ministros de relaciones exteriores de ambos países en la cual se decidió reabrir el complejo totalmente y sin ningún obstáculo para los visitantes aunque la presencia policial azerbaiyana se mantuvo e incluso incrementó lo que fue interpretado como una provocación para los monjes georgianos.
Para algunos georgianos, principalmente de oposición al gobierno, las visitas de la presidenta de marzo y abril del 2019 fueron una provocación innecesaria que reactivó una disputa que debería ser resulta en negociaciones bilaterales.
Desde la perspectiva de Zourabichvili las críticas internas a sus visitas al complejo tienen una motivación política pues para ella no hay ninguna provocación en que una presidenta georgiana visite un sitio con la importancia religiosa y nacional como el que David Gareja tiene para su país aunque insistió que la demarcación final de la frontera entre ambos países es un asunto de extrema urgencia para generar confianza entre las partes.
Si bien el caso de la disputa fronteriza entre Georgia y Azerbaiyán es de baja intensidad y seguramente llegará a un fin justo para ambas partes, lo cierto es que el caso del complejo David Gareja demuestra que el proceso de ajuste, negociación y delimitación de las fronteras en el Cáucaso del sur aún es un tema pendiente en la región.