El 6 de agosto se cumplieron setenta y nueve años de que un avión estadounidense lanzara sobre la ciudad japonesa de Hiroshima la primera bomba atómica, en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Un mes antes, el 16 de julio, había estallado la primera, en el desierto de Arizona, Nuevo México, como parte del llamado proyecto Manhattan.

El estallido de la bomba en Hiroshima marcó no solo el fin de la Segunda Guerra Mundial, sino que también simbolizó el inicio de una nueva era de temor global. La devastación y las muertes causadas por el uso de armas nucleares nos mostraron la capacidad humana de autodestrucción, y alteraron para siempre la percepción de la guerra, la tecnología y el futuro de la humanidad.

Este evento militar y político trascendió y marcó a varias generaciones y dejó una profunda huella en la cultura y el pensamiento contemporáneo: filósofos como Jean-Paul Sartre y Hannah Arendt exploraron las implicaciones éticas de la guerra nuclear y la responsabilidad moral de la humanidad ante la tecnología o la película, Hiroshima mon amor de Alain Resnais, en la que vemos una narrativa romántica unida a la devastación de Hiroshima, que captura la memoria y el trauma de la guerra.

La conciencia de que la aniquilación total era posible en un instante generó una ansiedad que se reflejó en diversas manifestaciones artísticas y literarias. La literatura, en particular, comenzó a explorar temas como el apocalipsis, la desesperanza y el colapso de la civilización, revelando un temor subyacente al fin del mundo como lo conocemos.

Quizá una de las primaras obras literarias sobre el tema es la crónica novelada Hiroshima (1946) de John Hersey, un reportaje novelado que relata las experiencias de seis supervivientes del bombardeo atómico de Hiroshima, en la que aporta una perspectiva directa sobre los horrores de la bomba atómica y el sufrimiento humano, y que apela a la conciencia sobre el uso de armas nucleares. Si bien Fahrenheit 451 (1953) de Ray Bradbury no toca el tema como tal, sí trabaja sobre el miedo al control y la destrucción del conocimiento, con la guerra atómica como un trasfondo simbólico del potencial fin de la civilización.

On the Beach es una novela postapocalíptica escrita por Nevil Shute, publicada en 1957 y aún no traducida al español según sabemos. Esta obra está ambientada en un mundo devastado por una guerra nuclear y nos cuenta la historia de un grupo de personas en Melbourne, Australia, uno de los últimos lugares habitables en la Tierra, mientras esperan la llegada de una nube radiactiva. Aunque es una novela simple y con falta de acción, Shute retrata la vida cotidiana de estos personajes mientras enfrentan su destino inevitable, explorando temas como la desesperanza, la resistencia y la dignidad en el ocaso de la humanidad. La novela es un retrato sombrío de la vida en los últimos días de la Tierra, con un tono sereno pero devastador.

Una ficción esperanzadora es Cántico por Leibowitz, novela de ciencia ficción escrita por Walter M. Miller y publicada en 1960, surgida del miedo a la guerra nuclear que impregnaba la década de los cincuenta. La novela está situada en un futuro postapocalíptico, en el que La Orden Albertiana de Leibowitz, una congregación fundada por un técnico tras el «Diluvio de Fuego» (la guerra nuclear) preservan el conocimiento científico. Esta novela está dividida en tres partes: Fiat homo (hágase el hombre), Fiat lux (hágase la luz) y Fiat voluntas tua (hágase tu voluntad) y explora el ciclo de destrucción y redescubrimiento de la civilización, subrayando el temor persistente de una repetición del apocalipsis nuclear.

Por último, quiero resaltar dos novelas que nos ofrecen una mirada satírica sobre el tema: Cuna de gato (1963) de Kurt Vonnegut y Dr. Insólito o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba (1964) de Peter George (bajo el seudónimo Peter Bryant). La primera es una potente novela de humor satírico y delirante en la que el autor crea una distopía burlesca sobre el negro futuro al que se dirige la sociedad humana, centrada en el desarrollo de una sustancia llamada hielo-nueve que tiene el potencial de destruir toda la vida en la Tierra. Aunque no trata directamente sobre armas nucleares, el libro critica la irresponsabilidad científica y el potencial destructivo de la tecnología, ecos de los temores nucleares. La segunda novela, en la que se basa la película del mismo nombre dirigida por Stanley Kubrick, es la historia que sigue el desencadenamiento accidental de una guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética y nos ofrece una mirada cínica sobre la política nuclear y el absurdo de la guerra atómica.

Si bien existen más obras literarias sobre el tema, las obras que revisamos someramente comparten la preocupación por la posibilidad de un fin catastrófico de la humanidad, un tema que se volvió relevante sobre todo a raíz del desarrollo y uso de las armas nucleares. Así, la bomba atómica transformó la manera en que los seres humanos se relacionan con el poder tecnológico y la moralidad de su uso, un cambio que sigue siendo crucial en la cultura contemporánea, donde el miedo a la destrucción sigue latente.