A principios de año tuve la oportunidad de conocer al colectivo son jarocho Madrid, compartí con ellos algunas noches y en particular una presentación en la casa de una cooperativa barrial en una región cerca de Madrid. Este colectivo está compuesto por un grupo variado de profesionistas, desde ingenieros hasta etnomusicólogos. Hace poco platiqué con ellos y esto fue lo que me dijeron.
- ¿Cómo y cuándo surgió la idea de formar el colectivo Son Jarocho Madrid? ¿Qué motivaciones y circunstancias los llevaron a unirse para difundir el son jarocho en Madrid?
Aunque hay antecedentes de jaraneras y jaraneros que hace 20 años intentaron sembrar la semilla del son jarocho en Madrid, el colectivo tiene sus orígenes en 2016, en los talleres semanales que dos integrantes del colectivo comenzaron a impartir. Una motivación para formar y sostener este colectivo ha sido la de hacer comunidad con otras personas y de acercarse de otra manera a las tradiciones y raíces cuando se está lejos del país. Y no es casual que sea desde el son jarocho, pues este es un hermoso género de música tradicional que justo tiene la noble esencia de interpretarse de manera comunitaria.
Para muchas de nosotras la experiencia de ser migrantes y estar lejos de nuestro país de origen es un motor que nos invita a tramitar la nostalgia, la lejanía y las emociones contradictorias que nos acompañan en este proceso; de alguna manera el son jarocho es un puente que ayuda a transitar mejor esa lejanía, más desde la alegría, la colectividad y la creación de un espacio apapachador.
Tenemos claro que lo que nos une es el amor por el son jarocho, pero más allá de eso, por todo lo que se gesta en la convivencia, es como sentirse en casa, nos reímos, aprendemos, hacemos muchas bromas, hablamos de nuestros “Méxicos” porque cada una venimos de contextos y situaciones muy diversas, es un espacio con mucha riqueza, tanto cultural como individual. No todas las personas integrantes del colectivo son mexicanas, también hay españolas, y se han sumado personas de otros países que se han enamorado del son jarocho, ya que tiene la facultad de poder ser adoptado por quien así lo desee, por su relativa “sencillez” o facilidad de ser interpretado. Y decimos sencillez entre comillas, porque, si bien, iniciarse es muy sencillo, después se puede avanzar tanto como se quiera. Para formar parte del colectivo, el único requisito es enamorarse de esta música. Es completamente libre el sentido de pertenencia o participación dentro de él. Así poco a poco el grupo fue creciendo hasta convertirse en un colectivo como lo que somos ahora.
- ¿Cómo ha sido la acogida de esta tradición musical en la ciudad? ¿Cómo describirían la recepción del son jarocho en Madrid?
La acogida en Madrid ha superado cualquier expectativa. A través de los años ha ido creciendo, pues el son jarocho es una música que invita a que se colectivice la alegría y eso es algo contagioso. Ha sido fácil encontrar espacios para compartirlo e ir sumando gente que quiera formar parte del colectivo.
Para aquellas personas que puedan estar leyendo esta entrevista y no conozcan lo que es este tipo de música, podemos decirles brevemente que el son jarocho es un género musical llamado tradicional mexicano que surge en la región conocida como Sotavento, y que mezcla la música percutida, la danza zapateada y la poesía cantada. Esta música se interpreta habitualmente en los fandangos, esto es, fiestas colectivas en cuyo centro o corazón se coloca una tarima donde se zapatea al compás de música cantada, interpretada por personas versadoras e intérpretes de diferentes tipos de instrumento de cuerdas como las jaranas, guitarras de son, requintos y leonas e incluso algunos otros instrumentos de percusión. Se tiene conocimiento de su existencia desde al menos finales del siglo XVIII, integrando saberes de las diferentes culturas musicales que habitaron la región –indígenas, africanas y españolas–, continuando vigente hoy en día. Creemos que gracias a la gran historia y riqueza cultural del son jarocho, es fácil que a gente de muy distintas culturas le pueda resonar y por lo tanto sentirse identificado. Además, es una música desconocida en Europa, ya que normalmente se asocia la música mexicana con el mariachi o los tríos de bolero, resultando el son jarocho sorpresivo para los españoles y españolas. Hemos tocado en diversos espacios, centros culturales, asociaciones, colectivos, parques, mercados, festivales y siempre que nos reunimos a tocar, no falta quien se acerque a preguntar por la música, los instrumentos, el baile etc.
- ¿Qué otras actividades realizan? ¿Ofrecen talleres, presentaciones en vivo, colaboraciones con otros grupos artísticos, etc.?
Intentamos que la actividad se mantenga constante. Desde el principio se han dado talleres y organizado actividades para irlo dando a conocer. Actualmente tenemos talleres semanales, los cuales imparte un músico mexicano que vino a Madrid a hacer su maestría en composición musical. No obstante, también intentamos que, cuando algún maestro y maestra del género pase por Madrid, nos comparta algún o algunos talleres. De este modo estamos en constante aprendizaje y recibimos con alegría a cualquier jaranero o jaranera que pasa por aquí. Estos talleres no solo aportan conocimientos sobre los instrumentos y la técnica, sino también de la cultura y la historia de este género musical. También intentamos organizar al menos un fandango al mes, pues es allí donde realmente se ponen en práctica los conocimientos, y se colectiviza hacia dentro y hacia fuera. Además de lo anterior, nos han invitado a participar en distintos eventos culturales, recitales poéticos, homenajes, presentaciones de libros o de documentales, no solo desde la comunidad mexicana, sino también española.
- ¿De qué manera trabajan para mantener viva la tradición del son jarocho en un entorno urbano y alejado de su lugar de origen?
Como nos dijo alguna vez algún maestro sonero, nosotros ahora hacemos el son jarocho que se toca en Madrid. Si bien es importante preservar la tradición y la raíz, cosa que intentamos con mucho ahínco formándonos con maestras y maestros soneros, como ya comentamos, nuestras realidades diarias aquí son muy distintas a las que se pueden vivir en el Sotavento, o en México mismo. Nuestro sonido está influenciado por los sonidos de aquí, nuestros versos muchas veces también hablan de situaciones particulares que suceden en Madrid. Esto es algo que pasa por el dinamismo de la música en general.
- ¿Cómo se ha integrado el colectivo Son Jarocho Madrid en la comunidad local? ¿Han logrado establecer vínculos con otras organizaciones culturales?
Somos un colectivo muy activo, las redes sociales han sido una plataforma muy importante para mantenernos conectadas y darnos a conocer, de esa manera hemos podido tejer redes con otros colectivos y/o personas amantes de la música tradicional del Abya Yala (término que hace referencia al continente americano), no solo de México. Tenemos una frase que ya es casi como un slogan “¡no tenemos llenadera!” porque a todas partes que nos invitan ¡ahí vamos! Cualquier pretexto es bueno para juntarse a tocar. Puede ser un parque, un bar, un café, una terraza, una plaza, incluso un escenario. Nos gusta hacer guiños a los sitios que nos abren sus puertas; en el colectivo tenemos también repentistas que cuando improvisan alguna décima siempre terminan diciendo algo sobre la diversidad cultural o sobre el lugar que nos acoge. Nos han sucedido anécdotas bonitas, por ejemplo que una chica libanesa nos escuche y se una a rapear en árabe, al ritmo de una Guacamaya; o que una mujer en silla de ruedas se acerque y saque unas castañuelas de la bolsa y comience a ser parte de nuestra percusión, también nuestra tarima, que siempre está abierta, ha sido utilizada por gente que sabe bailar flamenco. Ese sincretismo es necesario y enriquecedor.
Tenemos vínculos con otros colectivos de son jarocho que están en otras ciudades españolas, e incluso de otros países de Europa, por poner un ejemplo, colectivos de Suiza o Francia. Por otro lado, los vínculos con las organizaciones han surgido de manera muy natural. Aquí en España hemos sido invitadas por organizaciones culturales, como el Yupanqui, que difunde la música tradicional latinoamericana, o con grupos de poesía, como la Cofradía de la Palabra o Fe de Erratas, quienes también nos invitan a participar en sus eventos. Hemos sido acogidos por una larga lista de lugares y personas, bares y restaurantes, asociaciones, o espacios culturales como La Tabacalera, Ámbito Cultural, la Red Global MX, el proyecto autogestionado de la Parcería, La Mera, el Instituto México de Madrid, el Museo de América, el Ateneo de Collado Villalba, la Asociación Oyamel Amigos de México (Valladolid), por mencionar solo algunos.
- ¿Cuáles son los mayores retos que enfrentan y cómo los abordan?
Al principio fue un reto enseñar el son jarocho a la gente porque los instrumentos con los que se interpreta son elaborados de manera artesanal por lauderos de la región. Poco a poco se han ido pudiendo traer de México y hoy, afortunadamente, muchos de los integrantes tienen más de un instrumento y cuando hace falta se pueden prestar.
Nuestra apuesta por la horizontalidad de los saberes, que todas aquellas personas que quieran integrarse, aprender y aportar tengan oportunidad de hacerlo, también supone un importante reto. Al ser tantas personas, que venimos de distintos contextos, bagajes e historias personales, es muy importante asentar principios básicos de qué queremos y hacia dónde vamos como colectivo.
Otro reto importante es que al no ser un grupo, sino un colectivo, la participación en los eventos muchas veces oscila en número de personas, pues cada una tiene sus compromisos profesionales y personales, y a veces es complicado encontrar el tiempo para poder participar en todas las actividades. Pero hemos aprendido a gestionarlo, sin importar si somos 2 o 20. Afortunadamente en la actualidad, al ser un colectivo que ha crecido mucho, la participación en los eventos siempre es numerosa. Otro reto es que al no ser una asociación cultural, no podemos recibir subvenciones, donaciones, ni remuneraciones, con lo que todos los gastos que hay alrededor de las actividades, que no siempre son despreciables, muchas veces son asumidos generosamente por los propios miembros del colectivo.
- ¿Cuáles son las próximas presentaciones y en dónde los podemos seguir?
Se nos puede seguir en redes sociales como Son Jarocho Madrid (tanto en Instagram, como en Facebook), también tenemos una página web con el calendario de eventos: https://sonjarochomadrid.wordpress.com/
Acabamos de participar en un homenaje a la música mexicana, como invitados especiales, en la Sala Clamores, uno de los recintos más míticos de Madrid. También participamos en el Festival Primavera Mexicana en España: Veracruz, en el Instituto de Cultura de México en España, en un par de semanas participaremos en un Fandango que organiza Oyamel, amigos de México, que es una asociación cultural en Valladolid, también tocaremos en el cierre del ciclo escolar en un colegio de El Escorial. Esta temporada también es rica en cuanto a visitas. Tendremos talleres con músicos de Veracruz que pasarán por Madrid este verano. En realidad la agenda va llenándose cada vez más de eventos, hecho que nos llena de mucha alegría.