Nietzsche instaba por una historia que sirviera a la vida y a la acción, donde “lo ahistórico y lo histórico son igual de necesarios para la salud del individuo”. Su pensamiento invita a hacer contramemorias, a trazar genealogías que desde el presente, lancen miradas extrañas al pasado, a la historicidad de las cosas; para pensar el futuro de otro modo y liberarnos de las ficciones del origen y las identidades que devienen de ahí, cual máscaras fijas frente a la realidad.

Entender a la memoria no como algo inmóvil sino como algo en construcción, que tiene que ver con el presente y con el futuro; resuena con la idea de Liliana López Borbón, de que “el ingreso a la memoria no siempre se hace de manera plural y abierta, sino que pareciera disecado en los discursos nacionales o de las culturas locales o tradicionales” y vale agregar políticos oficiales. De ahí que valga la pena preguntarnos: ¿cómo pasar de la tradición a las memorias? y ¿cómo contribuir con la construcción del espacio público, entendido en su sentido amplio?

El Laboratorio Ciudadano El Bordo es la posibilidad de abrir un escenario desde donde una comunidad (y por qué no, una ciudad entera) se narra a sí misma. Es un punto de encuentro y gestión de la cultura, que también resuena con las Kreatópolis de las que habló el urbanista Charles Landry, donde las ciudades no solamente son para trabajar y dormir, sino que también son para jugar y sobre todo, crear.

El Bordo en el presente

El Bordo es uno de los barrios fundacionales de Pachuca, es parte de un territorio de riqueza histórica poco valorada con 500 años de extractivismo minero que prevalece hasta el día de hoy, con la empresa Altos Hornos de México y sus súper tecnologías que explotan el cerro de San Cristóbal. Y, como bien lo ha narrado Yuri Herrera, en 1920 ocurrió un incendio en la mina que ahí existía, que provocó la muerte de 87 mineros, en completa impunidad. Pero sobre todo, El Bordo es parte de un paisaje que revela la constante que ocurre en todo el mundo, de la relación entre minería y pobreza.

Muchos han pasado por el Bordo pero pocos saben dónde está. Es difícil descifrarlo entre las curvas del camino que conecta San Juan Pachuca con los bosques, donde están las presas de la Estanzuela y el Cedral. Mucho menos se sabe, que la mayoría de los habitantes de El Bordo, como de los demás barrios fundacionales de la zona, para trabajar o estudiar tienen que ir a Pachuca. Y que en la parte alta del barrio, constantemente falla la energía eléctrica y hay varios puntos donde no sirve el drenaje y las aguas negras corren por las calles. Tampoco se sabe que hay mucho patrimonio cultural (tangible e intangible) abandonado, como por ejemplo la Mina Dinamita, que pertenece a la cartografía colonial fantasmagórica del Antiguo Distrito Minero de Pachuca, que en un mundo paralelo, bien gestionada; podría convertirse en una buena práctica como las que aparecen en la Agenda 21 de Cultura que fue aprobada en 2004 por ciudades y gobiernos locales de todo el mundo comprometidos con los derechos humanos, la diversidad cultural, la sostenibilidad, la democracia participativa y la generación de condiciones para la paz.

Este 2021, la comunidad, colectivos e instituciones están confluyendo para conmemorar el 101 aniversario del Incendio de la Mina de San Cayetano el Bordo; al conectar varias iniciativas a corto y mediano plazo. Como por ejemplo, el Mural Colectivo coordinado por Cooperativa Visual, que fue inaugurado hace unos días y entre los hallazgos del proceso se está la memoria dolorosa minera en las generaciones más grandes y la exclusión de la memoria de las infancias que habitan el territorio, que ya no saben qué era una mina o para qué está ahí ese objeto llamado memorial.

Por eso el objetivo del Laboratorio Ciudadano El Bordo, es colaborar con la comunidad para el manejo sostenible del territorio a través de la recuperación de la memoria. Todo ello a través de nueve proyectos:

  • ¡Construyamos juntas! Bootcamp para las Mujeres de la Comunidad de El Bordo.
  • Comunidad ecológica: huertos, compostas, ecoladrillos y más.
  • Desarrollo y pertenencia comunitaria en El Bordo.
  • Diseño co-creativo e identidad para el barrio de El Bordo.
  • Documental: Cenizas de un ayer ardiente.
  • Exposición itinerante de topografía de minas: ​​Topografía en las minas de Pachuca y Real del Monte, actividades en la industria minera y su importancia en la vida moderna. 
  • Memoria de la diversidad vegetal. Herbario de plantas medicinales y comestibles  de la zona urbana y mixta de la ciudad de Pachuca.
  • Ruta de montaña y barrios altos.

Todos los proyectos serán prototipados para su desarrollo, durante el laboratorio que será el 25 y 26 de septiembre en el Centro Comunitario de El Bordo. Y la invitación está abierta para sumarse a través de la Convocatoria de Colaboradorxs.

La invitación Está abierta para participar en el Laboratorio Ciudadano El Bordo, una iniciativa de colaboración elástica que viene de la metodología de los Laboratorios Ciudadanos de Medialab Prado de Madridy es una resonancia del 1er Laboratorio para la Memoria y Patrimonio de Pachuca organizado en noviembre del 2020 por el Colectivo Rescata La Maestranza. Su esencia como proyecto, está más allá de los egos y las chácharas partidistas, que ahogan toda creatividad social.

Referencias:             

* Este texto se publicó originalmente en: https://planisferio.com.mx/site/contramemoria-el-laboratorio-ciudadano-el-bordo/