Según el budismo,

el alma tarda 49 días

en encontrar

un nuevo ser para reencarnar.

Mi padre lleva  648 días

de muerto:

14.0869

reencarnaciones

 y aún

sigo pensando,

teorizando,

buscando,

imaginando,

en qué habrá reencarnado.

Según publicaciones recientes

ser tortuga

es el secreto de la eterna juventud,

los ectotermos,

o especies de sangre fría,

envejecen más lentamente.

Un ejemplo es Harriet,

que,

en el mismo momento en que los franceses

comenzaban la revolución de 1830,

ella veía por primera vez la luz del sol

desde una de las islas de las galápagos.

Al morir,

175 años después,

El 25 de julio de 2006,

cerca de Gaza, Israel,

palestinos atacaban

un puesto del ejército de ocupación israelí:

Harriet y dos soldados

dejaban de ver la luz del sol.

Amén.

II

Kurma

(“tortuga” en sánscrito)

fue la segunda reencarnación de Viṣṇu

y con ella

le dio estabilidad al mundo.

En la antigua China

los caparazones de tortuga

eran utilizados para la adivinación

y, se especula,

que su escritura

fue tomada de las señales

de estos.

Por su parte,

en Occidente,

Esopo habló de su constancia.

Los romanos hicieron una formación militar

basada en su fuerte caparazón.

En fin,

el progreso…

III

Hace años,

en la remota infancia

en la casa familiar

(caparazón

siempre)

tuvimos a Pancha

una tortuga-dinosaurio

que vivía entre la maleza

 del jardín

y que, por las tardes,

después de comer y hacer la tarea,

buscábamos fervientemente

entre el árbol de aguacate

el níspero

y el escobillón rojo.

A veces,

dependiendo de la atención,

la encontrábamos entre las hojas

observando al mundo

desde su mundo.

Su tamaño

nunca superó la mano de mi papá,

pero su caparazón,

en sus formas,

era igual de complejo y hermoso

 que mi padre.

Francisca,

Pancha,

un día solo se fue,

dejamos de verla,

de buscarla,

de adivinarla,

así como recientemente

se fue mi padre,

entre un jardín

blanco,

aséptico,

impenetrable,

insondable.

IV

En la actualidad se conocen 313 especies

y 200 subespecies de tortugas,

dentro de esta infinita gama

casi todos coinciden en

que son tolerantes,

pacientes

sabias,

por ello pienso que,

quizá

y solo quizá,

mi padre reencarnó en tortuga

y que si bien

no tienen orejas,

ni han desarrollado

las capacidades auditivas de los ñus,

nos escuchan

en el profundo océano

o en el árido desierto.