
Por Dancers for Palestine (traducción de Juanfran Maldonado)
17 de febrero de 2025, PUBLICADO POR IN DANCE
Protesta «Ni una bomba más», Nueva York, agosto de 2024. Foto de Nadav Spiegelman.
[ID: ID: Una foto de la protesta Not Another Bomb celebrada en Nueva York en agosto de 2024. Una grupo de unas 40 personas vestidas con keffiyehs, se reúne con pancartas que dicen: PALESTINA LIBRE, EMBARGO DE ARMAS YA, FINANCIAR ESCUELAS NO ARMAS, FINANCIAR VIVIENDAS NO GENOCIDIO. En primera fila se ve la pancarta de Dancers for Palestine].
Nota de los traductores:
En cuanto nos enterarnos de que algunos artistas israelíes fueron programados para presentarse en el Festival Internacional de Danza Contemporánea de la Ciudad de México (FIDCDMX) con apoyo del gobierno de Israel, y que un par de profesoras certificadas de Gaga Movement, una técnica vinculada con la compañía israelí Batsheva y, por tanto, indirectamente con el gobierno de Israel, venían a Guadalajara y a la Ciudad de México a dar talleres de esta técnica, muches integrantes del gremio de la danza mexicano manifestamos nuestro repudio a estas actividades apegándonos a los lineamientos de boicot a la propaganda de blanqueamiento cultural de este Estado genocida propuestos por el movimiento internacional BDS.
Mediante la presión en redes sociales se logró la cancelación de las funciones directamente apoyadas por este gobierno, pero con los talleres de Gaga ha sido un poco más difícil, por su carácter de “compañía privada” sin lazos explícitos con el gobierno de Israel.
Encontramos este pronunciamiento público que la organización Dancers for Palestine circuló con motivo de la gira estadounidense de la compañía Batsheva y, viendo que aporta mucho a la claridad de la discusión, decidimos traducirla.
***
Como organizadores de Dancers for Palestine, hemos pasado el último año exhortando a nuestro campo a reconocer el poder del arte y la cultura para promover la causa de la libertad, la dignidad y la autodeterminación de Palestina. Apoyamos una variedad de tácticas, incluyendo la acción directa, la resistencia creativa, la promoción legislativa, el trabajo organizado y el Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS). A través de nuestras relaciones con organizadores palestinos experimentados, hemos llegado a comprender la importancia crítica del BDS y su componente cultural, la Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural a Israel (PACBI). Por lo tanto, debemos abordar la complicidad de las instituciones de danza israelíes más dominantes a nivel internacional, la Compañía de Danza Batsheva y Gaga Movement, estrechamente afiliado con ella, especialmente a la luz de la próxima gira mundial de Batsheva.
Iniciado en 2005 por una amplia coalición de grupos de la sociedad civil palestina y siguiendo el modelo de los boicots contra el apartheid en Sudáfrica, BDS ha sido adoptado cada vez más por defensores de los derechos humanos en todo el mundo, incluido un número creciente de israelíes[1]. Por desgracia, a pesar de su reputación liberal, Batsheva se ha negado reiteradamente a desligarse de su papel de «embajador cultural» del Estado israelí y a comprometerse con la liberación palestina[2].
Reconocemos que, con frecuencia, les integrantes del campo de la danza se sienten incómodes a la hora de boicotear organizaciones de danza. Esperamos que el siguiente análisis pueda dejar claro que involucrarse con Batsheva y Gaga –comprando boletos, asistiendo a clases o presentándose a audiciones– tiene implicaciones políticas.
Fondos gubernamentales y Brand Israel
Aunque hoy Batsheva es principalmente conocida por el trabajo coreográfico de Ohad Naharin (Director Artístico de 1990 a 2018 y actual Coreógrafo Permanente), la relación de Batsheva con el imperialismo cultural se originó mucho antes. La compañía se formó dieciséis años después de la fundación del Estado de Israel y fue dirigida en un inicio por Martha Graham, ícono de la danza moderna estadounidense, cuya presencia internacional fue patrocinada por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Desde el principio, Israel y sus defensores vieron en la danza un componente necesario para establecer su supremacía cultural sobre Palestina[3], una mirada muy similar a la del propio Estados Unidos, que la utilizó como arma en su campaña mundial contra el comunismo.[4]

Ohad Naharin
Como era de esperar, Batsheva se ha convertido en una herramienta útil en la estrategia israelí para el siglo XXI, Brand Israel (Marca Israel), lanzada en 2005 para revitalizar la imagen de la nación, en especial entre la población estadounidense. La campaña pretende explícita y públicamente reubicar el papel de Israel en el imaginario público internacional, desplazándolo desde la violencia y el conflicto hacia el arte, la cultura, la juventud y la modernidad, tanto mediante financiación directa del gobierno como incentivando a empresas privadas[5].
La campaña invierte profusamente en arte y cultura. Israel lleva mucho tiempo ofreciendo lujosos regalos y viajes a celebridades para ganarse su aprobación pública[6]. Las giras internacionales financiadas por el Estado, como la de Batsheva, también forman parte de esta estrategia, y el financiamiento estatal de arte para exportación internacional exige por contrato que los artistas representen positivamente al Estado y sus políticas[7]. De manera específica, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel describe a Batsheva como «la embajadora mundial más conocida de la cultura israelí»[8].
Este artwashing o lavado de cara a través del arte, requiere que el público internacional, en particular el estadounidense, acepte la noción de que una sociedad que produce gran arte no puede producir también una violencia inmensa o, por lo menos, que lo primero pesa más que lo segundo. También insinúa de forma preocupante que los palestinos y otros habitantes de la región son menos dignos de vida y seguridad porque no producen el mismo «gran arte» que Israel. (Por supuesto, esta premisa se basa en la ignorancia del legado artístico árabe y del “Medio Oriente”).
Gestos de «resistencia»
Sabemos que Batsheva ha ofrecido una oposición tibia al liderazgo israelí, suficiente para satisfacer a una esfera internacional de la danza que, aunque de tendencia liberal, suele ser políticamente acrítica. En una sociedad israelí amenazada por cualquier mención de la existencia de Palestina, incluso las referencias vagas incluidas en la obra de Batsheva[9] son interpretadas como simpatía. En un post de Instagram de septiembre de 2024, tras casi un año de genocidio en Gaza, se leía “¡PAREN LA GUERRA YA! ¡NO MÁS DERRAMAMIENTO DE SANGRE! Apoyamos la esperanza, la vida, la dignidad y la libertad para todos”.
Esta oposición limitada, por describirla generosamente, es permitida por el Estado porque, en última instancia, sirve para promover la imagen de Israel como una democracia liberal diversa. La homogeneidad política y la ausencia de debate crean la impresión de autoritarismo entre el público internacional, sin embargo, la presencia visible de la oposición cuidadosamente controlada por el Estado para que permanezca relativamente inofensiva, crea la ilusión de libertad política. Naharin respalda de manera explícita esta visión, declarando que Israel cuenta con una sólida protección de la libertad de expresión[10] y que «la censura no existe en Israel»[11] (aunque él mismo se haya visto amenazado de censura, como se explica más adelante). Pero estas declaraciones pasan por alto numerosas restricciones a la libertad de expresión (muy bien documentadas) dirigidas de forma desproporcionada a los ciudadanos palestinos de Israel[12].
Consideremos la esencia de la «resistencia» de Batsheva, destacada en el documental Mr. Gaga. Al participar en la celebración de los cincuenta años de la fundación de Israel, Naharin se negó a cambiar el vestuario de su obra para apaciguar la sensibilidad de los conservadores religiosos, incluso tras la advertencia del gobierno y frente a la posibilidad de perder el financiamiento. Sin embargo, el motivo mismo de esta celebración –conmemorar la creación de una nación a través de la limpieza étnica de los palestinos durante la Nakba– nunca se abordó.
Más recientemente, la ministra de Cultura, Miki Zohar, ha intentado frenar el financiamiento público de Batsheva por tener una bandera palestina sobre el escenario en una pieza en la que había docenas de otras banderas. Los titulares sobre este drama alimentan la impresión de que Batsheva es una fuente de resistencia artística. En realidad, la pieza no tiene ningún mensaje discernible de solidaridad. El comunicado oficial de Batsheva tras las amenazas de la ministra subrayaba que la bandera aparecía «en un amplio contexto artístico», disipando cualquier sospecha de alineamiento con la causa palestina.
Este caso demuestra la férrea restricción ideológica que conlleva el estatus de «embajador cultural». Si incluso una referencia incidental a Palestina está vedada, la esperanza de que los artistas e instituciones apoyados por el gobierno puedan ser una fuente seria de resistencia interna es claramente errónea.
Gaga
Mientras que las giras de Batsheva han sido reconocidas desde hace tiempo como objetivo del BDS por sus vínculos gubernamentales y su condición de embajador cultural, se ha prestado menos atención a Gaga Movement Ltd., la empresa con fines de lucro dedicada al «lenguaje del movimiento» de Ohad Naharin, Gaga.
Según los lineamientos de BDS, las compañías israelíes pueden considerarse objeto de boicot si no reconocen públicamente los derechos del pueblo palestino consagrados en el derecho internacional, incluido el fin de la ocupación, el fin de la discriminación del Apartheid y el derecho al retorno de los refugiados palestinos. Además, para evitar ser objeto de boicot, deben poner fin a toda complicidad de blanqueamiento o justificación de las violaciones del derecho internacional y de los derechos humanos palestinos por parte de Israel. Debido a la estrecha afiliación de Gaga Movement con Batsheva, se le puede considerar cocreador de la marca internacional de Batsheva y, en consecuencia, miembro del mismo proyecto de lavado de cara a través del arte.
No se puede exagerar el seductor encanto que ha provocado la estética de Gaga en el mundo de la danza contemporánea internacional durante los últimos quince años. Actualmente se ofrecen clases de Gaga para bailarines y no bailarines en estudios de danza y universidades de más de veinte países, así como en línea. En Israel y otros países se ofrecen talleres intensivos y retiros de danza de lujo.
De modo especial para quienes se han formado en técnicas más rígidas, las clases de Gaga, basadas en las sensaciones, pueden parecer una muestra de libertad, ayudando a alimentar las imágenes fantásticas de Israel como centro artístico progresista. Puesto que la calidad elástica del movimiento y las herramientas de improvisación asociadas a Gaga se han vuelto habilidades esperadas de les bailarines profesionales, y puesto que Batsheva aparenta ser una especie de «compañía de ensueño», Tel Aviv se ha convertido en un destino idílico para intensivos de danza, con turistas-bailarines que hacen caso omiso de los lineamientos de la Guía de turismo/peregrinaje ético de BDS[13]. Para los jóvenes bailarines que persiguen sus sueños, la separación formal de Batsheva y Gaga significa poco o nada.
Muchas personas en el campo de la danza están instintivamente en contra de boicotear cualquier forma de movimiento, pero el boicot del BDS sólo afecta a las clases oficiales de Gaga –que están vinculadas económicamente a Gaga Movement Ltd.– y no a los principios estéticos que les bailarines puedan asociar con su forma. El BDS aborda los vínculos materiales, dejando a los artistas la posibilidad de tomar decisiones más personalizadas sobre cómo relacionarse con tradiciones de movimiento con historias problemáticas.
Ohad Naharin
Batsheva y Gaga son objetos de boicot basándonos únicamente en la complicidad institucional, con independencia de la política personal de cualquier artista afiliado a ellas. Sin embargo, dado que el personaje público de Ohad Naharin es casi sinónimo de la «marca» Batsheva/Gaga, y dado que su imagen vagamente progresista ha causado confusión sobre la complicidad institucional, su política pública merece ser revisada de manera directa.
Naharin critica a Netanyahu y a la derecha israelí[14], pero esto no le convierte en aliado de la liberación palestina. Ha expresado simpatía por el sufrimiento palestino, pero menosprecia la agencia política palestina cuando tergiversa una y otra vez al movimiento BDS. Naharin caracteriza a los activistas de BDS como extranjeros equivocados, alejados de Palestina y de la realidad, y recientemente declaró que «cuando la gente del BDS se manifiesta, por desgracia no ayuda a los palestinos, aunque añade dramatismo». Se olvida mencionar que BDS está dirigido por palestinos, basado en el precedente histórico del éxito en Sudáfrica, y moldeado por veinte años de perfeccionamiento estratégico.
Podemos entender que muches artistas estadounidenses, trabajando dentro de sus propios y problemáticos sistemas gubernamentales y de fondos, simpaticen con un coreógrafo que prioriza el financiamiento sobre la convicción política. Pero quienes se ven más fácilmente reflejados en uno de los coreógrafos más poderosos del mundo que en alguno de los numerosos grupos artísticos palestinos –que trabajan en circunstancias mucho más difíciles y siguen rechazando el financiamiento políticamente condicionado[15]– deberían reconsiderar los límites de su empatía.
Qué hacer
Los bailarines y el público de danza conscientes deberían:
- Boicotear las funciones y audiciones de Batsheva, así como las clases y talleres de Gaga.
- Instar a sus instituciones locales a cortar lazos con Batsheva, Gaga y otras instituciones cómplices.
- Contacta a Dancers for Palestine (dancersforpalestine@gmail.com), que ofrece ayuda para redactar el lenguaje de difusión.
- Protestar contra las funciones de la próxima gira de Batsheva en tu localidad.
- Síguenos para estar al día de las protestas (Instagram: @dancers_for_palestine)
- Si estás planeando una protesta, ponte en contacto con nosotros para hacerla llegar a nuestros seguidores y para que te proporcionemos materiales y sugerencias de mensajes.
- Buscar formas de danza alternativas. Te exhortamos a buscar otras prácticas de improvisación, cinéticas y somáticas que puedan proporcionar una experiencia similar sin apoyar a un brazo propagandístico de un gobierno genocida.
Este artículo apareció en el número de invierno 2025 de In Dance.
Para la traducción utilizamos la versión publicada en dancersgroup: https://dancersgroup.org/2025/02/dancing-with-solidarity-the-case-for-boycotting-batsheva-and-gaga/
Dancers for Palestine (D4P) es un grupo autónomo de trabajadores de la danza que se organizan en solidaridad con el movimiento global por la liberación palestina. Formado durante el ataque genocida de Israel contra Gaza a partir de 2023, D4P busca tanto cohesionar como crear una comunidad de danza que sea vocal y activa en su apoyo al pueblo palestino. D4P es un esfuerzo local e internacional con un grupo organizador central en Nueva York y una red en constante expansión de bailarines y organizadores que trabajan por un campo de la danza libre de complicidad con el genocidio, el imperialismo, la supremacía blanca y todos los sistemas de opresión. El trabajo de D4P ha incluido protestas y acciones directas, eventos de educación política, recaudación de fondos basada en el arte y campañas para que las instituciones de danza se alineen con el Boicot Académico y Cultural Palestino a Israel y contra las políticas represivas antiboicot. Para unirte al movimiento, envía un correo electrónico a dancersforpalestine@gmail.com y síguenos en Instagram @dancers_for_palestine
[1] Palestinians, Jews, citizens of Israel, join the Palestinian call for a BDS campaign against Israel
[2] Open letter to the Batsheva Dance Company, January 19, 2017
[3] Social Choreography ‘A Dancing Body Offers Legitimacy to the State’
[5] Brand Israel Brief History
[6] Israel Offers ‘swag bag’ to Oscar nominees
[7] Putting Out a Contract on Art
[9] Your Curiosity Will Not be Satisfied
[10] Ohad Naharin: On Love for Israel
[11] Israeli Minister Threatens to Stop Funding of Famed Dance Troupe Over Use of Palestinian Flag in Performance
[12] Crackdown on Freedom of Speech of Palestinian Citizens of Israel
[13] Do No Harm! Palestinian Call for Ethical Tourism/Pilgrimage
[14] On Stage and Off, Ohad Naharin Conveys a Powerful Message Amid Gaza War
[15] Against Terrorism and Against Conditional Funding: Statement of the Palestinian National Campaign to Reject Conditional Funding