Anadel Lynton (Nueva York 1938-Mexico 2024) fue una figura fundamental en el desarrollo de la danza contemporánea en México. Su influencia abarcó no solo la creación coreográfica, sino también la pedagogía, la investigación y la promoción de la danza como un medio de expresión cultural y social.

Anadel Lynton llegó a México en la década de 1960, en un contexto nacional en el que la danza folclórica y el ballet clásico dominaban el panorama, su llegada marcó el inicio de una nueva era, pues Lynton introdujo técnicas y enfoques innovadores que expandieron las posibilidades de la danza en México, integrando elementos de la danza moderna estadounidense y adaptándolos a la realidad cultural mexicana. Uno de los aspectos más destacados del trabajo de Lynton fue su capacidad para crear piezas que resonaran tanto a nivel técnico como emocional. Su obra no solo exploraba las posibilidades del movimiento, sino que también se preocupaba por transmitir mensajes profundos sobre la condición humana y la identidad cultural.

Una de las piezas más emblemáticas de esta coreógrafa fue: «Raíces», en la que exploraba la conexión profunda entre la danza y las tradiciones culturales mexicanas. En esta obra, Lynton utilizó movimientos y ritmos inspirados en danzas tradicionales mexicanas, fusionándolos con técnicas contemporáneas. El resultado fue una pieza que celebra la riqueza cultural de México mientras la reinterpreta en un contexto moderno.

«Horizontes» es otra de las obras en las que Lynton demostró su capacidad de experimentación con la forma y el espacio. En esta pieza, Lynton jugó con la idea de límites y expansiones, utilizando el escenario para explorar conceptos de libertad y restricción. La coreografía de «Horizontes» fue tanto visualmente impactante como conceptualmente provocativa, invitando al público a reflexionar sobre sus propias experiencias de libertad y limitación.

Además de sus contribuciones artísticas, Lynton fue una educadora prominente, pues fundó el Taller Coreográfico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1970, en el que formó un espacio en el que los bailarines podían experimentar y desarrollar sus habilidades en un ambiente de rigor académico y artístico. Este taller se convirtió en un semillero de talento y en un referente de la danza contemporánea en México. Su enfoque pedagógico se basó en la integración de la técnica con la expresión personal y cultural, fomentando una educación en danza que es tanto rigurosa como creativa. Su labor fue fundamental en la profesionalización de la danza moderna en México y en la creación de nuevas plataformas para su desarrollo y difusión.

Además de sus aportes artísticos y pedagógicos, Lynton ha jugado un papel crucial en la promoción de la danza como una herramienta de cambio social. A través de proyectos, colaboraciones, encuentros y diálogos impartió talleres en comunidades que dieron origen a su proyecto Danzando en Comunidad en que trabajó para hacer la danza accesible a comunidades marginadas y para utilizarla como un medio de expresión y empoderamiento. Su enfoque inclusivo y su compromiso con la justicia social inspiró a una nueva generación de bailarines y coreógrafos en México. Descanse en paz.